Capítulo XI

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Una vez que llegué a casa y guardé a mi bebé entré preocupada para que no se me derritiera el helado que había comprado, por lo que no noté que los chicos me miraban de una forma bastante graciosa.

—¡Llegué a casa! —dije corriendo hasta el freezer para dejar el helado—. ¿Qué tanto miran qué ni saludan?

—Hola querida. —Shindong fue el primero en saludar llegando a acercarse demasiado—. Lo siento, pero tengo que hacerlo. —Tras decir eso todos estallaron en una carcajada mientras que él sacaba su celular y apretaba el obturador de su cámara.

—¿Qué...? —No entendía nada en absoluto.

—Tu cabello. —Leeteuk a penas si pudo articular palabra mientras continuaba riendo.

—¿Qué tiene mi pelo? —Y al ver que nadie respondía caminé hasta el baño para mirarme al espejo.

La vista que me devolvió el espejo solo me llenó de vergüenza, todo mi cabello verde se había quedado parado estático debido al casco y el calor, literalmente parecía una cacatúa. Me encerré tras dar un golpe en la puerta, preferiría morir ahí dentro que salir luego de que estuvieron riéndose, y yo tan buena que les había traído helado.

—Aysel, vamos sal, no fue tan grave. —Podía escuchar como Heechul trataba de aguantar la risa.

—Para ustedes no fue tan grave porque se estuvieron riendo de mi. —Tenía mi cabeza escondida entre mis piernas, entonces sentí que alguien daba unos suaves golpes en la puerta.

—Déjame entrar, prometo no reírme. —La voz de Yesung sonaba sincera, así que lentamente me corrí de la puerta y la abrí lo suficiente para que él entrara—. Déjame ver. —Sacó delicadamente mis manos de mi rostro y fijó su mirada en mis ojos.

—¡No me veas así! —Quise voltearme pero él me lo impidió.

—¿Hasta cuándo piensan estar encerrados los dos en el baño? —El temperamento de Heechul comenzó a hacerse notar.

—No le hagas caso, solo concéntrate en mi. —No recordaba que en ningún artículo mostrara a Yesung siendo tan decidido y varonil.

—Esta bien, pero me temo que si no nos damos prisa va a derribar la puerta. —Sonreí inconscientemente.

—Eres linda, pero sonriendo te ves aún mejor. —habló mientras terminaba de arreglar mi cabello.

—¡Eres increíble! —dije asombrada tras mirarme en el espejo, Yesung había trenzado todo mi pelo.

—¡Gracias! —Volvió a su modo tímido, era adorable—. Salgamos antes de que hyung se vuelva loco. —Y sonriendo tomó mi mano de una forma tan delicada que hizo que mi corazón se derritiera.

—Te ves genial. —Siwon dijo al paso que entraba a la cocina.

—No sabía que Yesung peinara tan bien. —Lo miré orgullosa.

—¿Así que sabes de peluquería? Salgamos a hablar un momento. —Eunhyuk lo tomó por los hombros y lo encaminó hacia la puerta de afuera, en ese momento mi estómago decidió que era el momento oportuno para rugir, a lo que volví a avergonzarme.

—¡Dios tengo tanta hambre que mi estómago está hablando solo! —Shindong dijo antes de que todos se dieran cuenta de que había sido yo, él disimuladamente volteó en mi dirección y me guiñó un ojo.

—Voy a cambiarme, mientras tanto ustedes pueden sacar las cosas para la barbacoa. —Caminé hasta mi cuarto pensando en qué me pondría.

Primero me di una ducha rápida para quitarme el calor del cuerpo y el olor de la cafetería. Al salir busqué entre mis trajes de baño y elegí uno al azar, cuando abrí los ojos había elegido uno de los más sensuales que tenía. Consistía en un traje de dos piezas, en la que la parte de abajo de un lado era de tela lisa y la otra parte estaba unida solo por varias tiras; la parte de arriba era igual, de tela para tapar los pechos pero unida en el centro por varias tiras de color blanco, mientras que el resto era de color azul oscuro.

Para no sentirme tan avergonzada ni observada me coloqué un short de jean, arriba no necesitaba nada para cubrirme debido a que tenía confianza con mi cuerpo, al menos en esa zona. Una vez que coloqué mis zapatillas salí del cuarto con el celular en la mano.

—Aysel ¿dónde esta la...? —Siwon dejó de hablar de repente.

—¿Dónde está qué? —pregunté mientras cerraba la puerta de mi habitación.

—Siwon necesito que me ayu... —Donghae se calló tras entrar a la casa.

—¿Qué diablos les sucede? —Ya me estaba enojando.

—¿Puedes ser más sexy? —Heechul al entrar fue lo primero que dijo, y fue ahí cuando noté que los tres no me sacaban los ojos de encima.

—¿Ya pueden parar? Es un traje de baño como el de cualquiera. —dije caminando hasta la entrada.

—Pero no creo que a cualquiera le quede como a ti. —Heechul era evidentemente el más ágil para hablar con chicas que el resto de los miembros.

—¿Qué ibas a preguntar Siwon? —Abrí la puerta y me encaminé hasta el garaje donde guardaba la parrilla.

—¡Ha si! —dijo tras darse una leve cachetada para despejarse—. ¿Dónde está la parrilla?

—Ahí, detrás de la moto, y acá está la mesa y las sillas de camping. —Señalé un bulto enorme que se hallaba tapado por una manta llena de tierra, casi nunca los usaba.

—Déjame, yo llevaré esto. —Donghae apareció y tomó la mesa, mientras que Siwon sacaba la parrilla.

—Yo me llevaré esto. —Eunhyuk apareció detrás mío y fue recibido por un cachetazo en la nuca por parte de Heechul.

—Deja de mirar así. —Lo retó lo que a mi me causó gracia.

—¿Ya encontraron donde nos ubicaremos? —Todavía recordaba el reto que recibió el pobre de Eunhyuk por lo que de vez en cuando soltaba una risa.

—Si, no es muy lejos. —Heechul contestó rápidamente mirando mi cuerpo de forma disimulada pero lo atrapé varias veces, pero no quise decirle nada.

—¡Genial! Voy a buscar una toallas y los alcanzo. —Lo miré alegre, de verdad estaba muy emocionada.

—¿Toallas para qué? —preguntó algo confundido.

—¿No piensas meterte al agua? Pues yo si. —Tras decir eso me retiré en busca de lo que había dicho.

Me encaminé hasta el armario que estaba en el baño que usaban los chicos, y tras golpear y ver que no había nadie entré, tomé siete toallas más una para mi y al salir me topé con Donghae.

Me quedé por un tiempo mirándolo, se veía tan sexy con esa remera ajustada y pegada al cuerpo, con una bermuda verde y su pelo recogido en una coleta, se podía notar que seguía trabajando en su cuerpo, sus hombros eran tan anchos.

Cuando me estaba acercando a él reaccioné, tenía una maya verde y era el único con ese color, por lo que debería ser él quien me preguntó esta mañana.

—¿Te fue bien en el trabajo? —preguntó aleatoriamente al verme, mientras tomaba la mitad de las toallas que tenía conmigo.

—¿Fuiste tu el del mensaje? —Quería corroborarlo.

—No creas que me he olvidado que no hemos terminado de hablar lo de anoche. —Se acercaba lentamente a mi, tanto que pensé que me besaría.

—¿Qué están haciendo? —Eunhyuk apareció casi por arte de magia.

—A Aysel le entró algo en el ojo. —Se excusó para luego soplar suavemente sobre mi ojo izquierdo—. ¿Ahora estas mejor? —fingió preocupación.

—Si, gracias de verdad me estaba molestando demasiado. —mentí refregando con cuidado mi ojo.

—¡Perfecto! Los demás nos están esperando para empezar los juegos mientras Shindong y Leeteuk cocinan. —No se si lo hizo o no a propósito pero nos hizo caminar colocándose en el medio de ambos.

Tuve que hacer un esfuerzo sobre humano para caminar segura, pero en realidad las piernas no dejaron de temblarme después del acercamiento de Donghae, se ve que no me podría safar de esto. Yo solo esperaba tener una comida tranquila, pero olvidaba que estaba viviendo con ídolos del K-pop.

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