Capítulo LXVII

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Después de que Zoran se fue me senté por un momento en la cama y suspiré pesadamente. No pensaba empezar la mañana de esa forma: con la declaración repentina de mi amigo y la guerra campal entre Donghae y Zoran.

—¿Aysel? —Yesung golpeaba suavemente la puerta de mi habitación mientras llamaba mi nombre con voz baja.

—Pasa. —dije sin ánimos.

—Permiso. —Fue lo primero que dijo en cuanto entró y es que era todo un caballero—. ¿Puedo? —preguntó señalando el sillón, yo por el contrario le indiqué con la palma de mi mano que se sentara a mi lado en la cama—. ¿Cómo te encuentras? —Si no lo había dicho lo digo ahora: es un tierno señores.

—La verdad no se cómo me encuentro. —Al decir eso me derrumbé apoyando mi cabeza sobre sus piernas a lo que él automáticamente comenzó a acariciar mi cabello haciendo que cerrara los ojos para disfrutar de la sensación.

—Si quieres podemos aplazar la entrevista para esta tarde. —El tono de su voz era bajo y suave, era hipnótico.

—Eso no estaría bien, no hablaría bien de ustedes. Ya tuvieron muchos inconvenientes por mi culpa. —Abrí los ojos y me encontré con los suyos que me miraban directamente sin parpadear.

—A veces está bueno que te pongas en primer lugar, nosotros también podemos cuidarnos solos. —Sus palabras dolían un poco porque lo único que quería y quiero es cuidarlos—. Y de esa manera poder cuidarte. —Terminó por declarar.

En ese instante, en el que me sentía tan vulnerable, Yesung llegó y con sus palabras cálidas me abrazó más que el alma.

Me incorporé quedando a su altura y sin dejar de mirarlo lo tomé por detrás de su cuello atrayéndolo hasta mi para besarlo. En este momento, y solo por este momento, iba a olvidar los conflictos amorosos en mi corazón y haría lo que me hiciera sentir bien, y en este momento era él a mi lado.

Yesung parecía sorprendido al principio, pero luego de unos segundos me atrajo hasta su cuerpo envolviendo sus brazos en mi cintura. Por un instante quise desaparecer.

—Vamos, hay que desayunar. —hablé aún manteniendo mis labios sobre los suyos.

—Vamos, los chicos te han estado esperando para hacerlo. —Se levantó tirando de mi mano.

—¿Y recién me lo dices? —Golpeé suavemente sobre su brazo a lo que él entre risas abría la puerta de mi cuarto.

—Consideré más importante otras cosas. —Se defendió para luego quedar en silencio cuando nos encontramos con los demás.

Me senté al lado de Wook y de Shindong, nadie habló ni una palabra, incluso Donghae no había desayunado y se hallaba encerrado en el cuarto.

Luego de desayunar me dispuse a levantar la mesa y lavar lo que habíamos ocupado, nadie dijo nada y más le valía que no lo hicieran si no querían morir.

—Me baño y nos vamos. —informé sin mirar a ninguno en particular por lo que rápidamente se dirigieron a cambiarse y a bañarse los que faltaban.

El baño fue muy rápido, es más creo que fue la primera en mi vida que me bañé tan rápido, ni quince minutos tardé, cuando por lo general sabía demorar alrededor de media hora.

Luego de secarme me vestí con lo que habíamos comprado con Heechul, y a decir verdad el conjunto más los accesorios me fascinaron. El maquillaje fue algo tranquilo como siempre, pero había puesto mucho foco en mis ojos con las sombras y el delineado. Con respecto al pelo no estaba muy segura sobre qué hacerme, pero terminé optando por una trenza cocida en toda la cabeza.

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