Capítulo LVIII

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La noche parecía no acabar, o eso me parecía a mi, quizás era mejor porque estaba muy concentrada en lo que estaba soñando.

Los besos de Donghae y Yesung resonaban constantemente en mi mente como si fueran gotas cayendo una tras otras, sus labios sobre los míos eran una sensación que no terminaban, se repetían una y otra vez.

—Muero por saber qué estas soñando.  —La voz se me hacía conocida pero no coincidía con las imágenes ilustradas en mis pensamientos—. Aún no entiendo cómo me puedo sentir tan atraído hacia ti. Me gustas Aysel, y mucho. —En eso sentí como si me dieran un corto beso pero fue tan real que me vi obligada a abrir los ojos y me sorprendió verlo sobre mi, tanto que me tuvo que cubrir con su mano la boca para evitar que gritara del miedo.

—¿Eunhyuk? —pregunté moviendo mis labios sobre la palma de la mano. El sonido casi no salía pero era lo suficientemente fuerte para que él me entendiera.

—Si gritas o hablas muy fuerte voy a tener que castigarte. —Sonrió ampliamente con un brillo intenso en sus ojos, yo solo asentía.

—¿Qué estabas haciendo? —pregunté sin saber si lo que había sentido había sido un sueño o es que en verdad él me había besado. La distancia que nos separaba era la extensión de sus brazos que se encontraban apoyados a cada lado de mi rostro.

—Nada, solo observando como duermes. —Algo en el tono de su voz me decía que no era del todo cierto, sin contar que la leve luz que se colaba por los vidrios que se hallaban al lado de la puerta dejaban ver una sonrisa traviesa—. ¿O esperabas otra cosa? —Hyuk se estaba divirtiendo con la situación.

—Si me estabas observando simplemente lo podrías haber hecho desde el colchón que se encuentra allí abajo ¿no te parece? —Moví mis ojos en dirección en donde estaba el otro colchón.

—Supongo que quería hacerlo desde más cerca. —Esa sonrisa me dejaba ver que lo que buscaba era más que observar.

—Pues si ya observaste supongo que puedes irte a descansar, estoy segura de que tendrás muchas cosas que hacer mañana. —Estaba tratando de ser educada y estar serena.

—La verdad es que ya no aguanto, lo siento pero no soporto tenerte tan cerca de esta manera. —Hyuk esta vez no me miraba a los ojos sino más bien en dirección de mi boca, y en cuestión de segundos él ya estaba presionando los suyos contra los míos.

Al principio traté de negarme pero la lujuria que despedía Eunhyuk de su cuerpo era simplemente avasalladora.
De un momento a otro me vi enredando mis piernas en sus caderas anhelando más contacto. Sus manos comenzaron por sostener mis muslos para luego ir subiendo por debajo de mi ropa pero cuando sus manos llegaron hasta un poco más arriba de mi cintura sentí el ruido de la puerta de una de las habitaciones abrirse un poco más.

Sin pensarlo dos veces lo tiré debajo del sillón y le hice señas para que se quedara en silencio si de verdad apreciaba su vida.

—¿Oppa? —pregunté al ver entre las sombras la figura de Shindong salir del cuarto y caminar hasta la cocina.

—¡Oh! ¿Te desperté pequeña? —preguntó tratando de enfocar su mirada en mi pero al parecer todavía tenía los ojos cerrados.

—No te preocupes, solo tuve una pesadilla y terminé por despertarme. —mentí, de paso era la única forma de explicar porqué demonios me veía tan agitada.

—Lo mejor para eso es una taza de chocolate caliente. —explicó encendiendo la luz de la cocina—. Ven te prepararé un poco.

Me bajé con cuidado de no pisar a Eunhyuk pero de manera suave lo moví con mi pie y aprovechando que Shindong no miraba en mi dirección le hice señas para que volviera a su cuarto, a lo que él se fue haciendo cuerpo a tierra tratando de no hacer ruido, si alguien se daba cuenta era hombre muerto.

—Ten. —Shindong dejó la taza humeante sobre la mesa.

—Gracias. —respondí con una sonrisa cálida, él era la clase de persona en la que simplemente podías apoyar tu frente en su espalda y descansar, la confianza que me generaba era única.

—¿Le di tiempo a Eunhyuk para que se marchara? —Cuando terminó de preguntar sentí que sus palabras se atoraban en mi garganta por lo que me ahogué con el chocolate.

—¿Qué? No se de lo que estas hablando. —negué luego de recuperarme un poco.

—No se lo que estuvieron haciendo así que puedes quedarte tranquila pero la forma que estaba en el segundo colchón y por la manera en la que respiraba estoy seguro de que era él. —Shindong me había dejado sorprendida por sus observaciones, era increíble—. ¿Cómo siguen tus problemas de amores? —Se sentó frente a mi con su taza de chocolate caliente y una bolsa de bocadillos que no estaba interesada en prestar atención.

—Peor de lo que te imaginas. —Terminé por soltar—. No es que mis sentimientos por esos dos hallan cambiado, incluso puedo afirmar que en sus ausencias se intensificaron pero los demás tampoco me lo hacen demasiado fácil. —Y era verdad, podía negarme al principio pero siempre terminaba atrapada en sus juegos y soy completamente conciente de parezco una mujerzuela que le gusta jugar con todos pero no era así, nada más lejos de la realidad.

—Puedo asegurarte que no van a parar hasta que seas totalmente clara y les digas quiénes son en realidad los que están ocupando un lugar en tu corazón. —Sus palabras sabias siempre eran precisas.

—Pero tampoco quiero crear una rivalidad entre Hae y Teuk, lo que menos quiero es un ambiente tenso. —admití el porqué no decía nada todavía, era claro que si les decía que tenía sentimientos por los dos la situación se volvería rara.

—En ese caso solo queda que puedas decidirte por uno de los dos lo más rápido posible para que los demás no sigan albergando sentimientos hacia ti, sobre todo sentimientos que no podrás corresponder. —Luego de hablar dio un sorbo a su taza.

—En eso tienes razón, pero no se cómo hacer para saber por cuál tengo sentimientos más profundos, por ahora se podría decir que están en un empate. —Ahora apoyaba los codos sobre la mesa para reposar mi cara sobre las palmas de mis manos.

—Estoy seguro pequeña de que sabrás cuál es el indicado, ambos son excelentes personas que te amarán como si la vida se les fuera en ello, pero ahora... —Shindong se puso de pie y levantó la taza hasta el fregadero— necesitas dormir. —Terminó de lavar todo lo que había ocupado y se dirigió en la oscuridad hasta su cuarto con una sonrisa en su rostro.

Me quedé un momento sentada mirando a la nada misma mientras meditaba sus palabras. ¿Cómo podría saber con cuál me sentía mejor? ¿Cuál elegir y cómo decirle a la otra persona sin lastimarla? ¿Cómo decirle a los chicos sin que piensen que los usé? Me estaba saliendo humo de la cabeza de tanto pensar.

Luego de lavar, secar y guardar mi taza volví al sillón a recostarme y como por arte de magia el chocolate caliente estaba haciendo su efecto y entre pensamientos volví a quedar profundamente dormida.

La luz por el vidrial que decoraba la puerta principal de entrada se estaba colando al punto de molestarme por lo que comencé a removerme y como era de esperar terminé cayendo en el colchón, o eso fue lo que pensé.

—¡Buenos días! —Siwon me daba los buenos días abajo de mi cuerpo ya que al parecer caí sobre él.

—¿Qué haces ahí abajo? —pregunté sorprendida sin moverme.

—Dije buenos días. —Volvió a repetir su saludo ignorando mi pregunta y sonriendo ampliamente.

—Buenos días. —contesté con pocas ganas.

—Hace mucho que no nos ejercitamos juntos así que se me ocurrió venir a despertarte pero cuando estaba planeando hacer mi movimiento caíste del cielo sobre mi. Bueno... —Se quedó pensando mirando fijamente mis ojos— en realidad caíste de arriba del sofá pero vamos a hacer de cuenta que fue del cielo. —Tras decir eso me ayudó a incorporarme quedando los dos sentados frente a frente—. Y qué dices ¿corremos? —No estaba muy segura pero a lo mejor un poco de ejercicio y de naturaleza ayudaba a ordenar mis pensamientos.

—Esta bien. —acepté con una sonrisa—. Iré a cambiarme. —Informé y cuando me estaba por poner de pie Siwon me tomó del rostro y me dio un corto beso para luego ir hasta su cuarto a cambiarse.

No... si mis mañanas no eran para nada aburridas.

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