Capítulo LXXV

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Las palabras de Teuk quedaron resonando en mi, ya eran dos los que me habían dicho te amo y a ninguno pude responderle.

La puerta de mi habitación sonó levemente cuando al no responder entraron con cuidado.

—Permiso. —Shinshin asomaba la cabeza detrás de la puerta—. ¿Aysel? —preguntaba de forma tímida.

—Pasa. —Cuando le di permiso entró con mucho cuidado, era uno de los pocos que respetaban mi espacio—. ¡Ven aquí que necesito un abrazo! —demandé y él se apresuró a llegar a mi lado.

—¿Qué sucede pequeña? —Se sentó a mi lado en la cama y me envolvió en un cálido abrazo. Cuánto necesitaba de este tipo de apapachos.

—¿Qué sucede? —respondí irónicamente—. Mi vida entera sucede Shin. —exclamé toda dramática.

—Dime qué te hicieron los chicos y los regañaré por ti. —Se separó un poco de mi para poder verme a los ojos lo cuál agradecía infinitamente.

—Nada, solo que Hae y Teuk dijeron que me aman y yo no pude contestarles nada y no contentos con todo eso, Yesung esta mañana vino a decirme que él es muy posesivo después de besarme como si fuera una persona completamente distinta. —Volví a hundir mi rostro en el hueco que había entre su cuello y hombro—. Voy a volverme completamente loca.

—No creo que puedas volverte más loca de lo que ya estas. —Shindong hablaba al tiempo que acariciaba mi cabello.

—¡Shinshin! —chillé separándome de él y golpeándolo suavemente en su pecho.

—¿Shinshin? —preguntó confundido entre risas.

—Si, ese será tu apodo. —contesté orgullosa al tiempo que me cruzaba de brazos.

—Por alguna extraña razón me gusta... Shinshin... Suena bastante bien. —Sonreía en cuanto lo repetía.

—¡No nos desviemos del tema! —Volví a mis sentidos.

—Y es que yo no puedo ayudarte a decidirte con quién te debes quedar, eso si, me sorprende que Yesung se halla sumado a la lista. Ahora si es una combinación rara. —Movió su cabeza hacia un lado y colocó su mano derecha en su mentón meditando la situación.

—¡Eres muy malo! —Volví a chillar ya que no encontré la ayuda que esperaba.

—No es que sea malo, es solo que es algo que tu misma debes descubrir. Nadie mejor que tu sabe quién es el que hace que tu corazón se acelere, que te den mariposas en el estómago, el que no sale de tus sueños o el que ocupa la mayor parte del tiempo tus pensamientos. —Volvió a abrazarme al darse cuenta de que estaba a punto de romper en llanto.

—Gracias. De verdad necesitaba este tipo de apapacho. —Me aferré a su espalda—. Por cierto ¿necesitabas algo de mi? —recordé que él había sido quién había venido a mi y no al revés.

—Nada en particular, solo que como no te había visto en todo el día quería pasar para saludarte y decirte que los demás ya habían comenzado a prepararse para la entrevista. —No dejaba de acariciar mi cabello mientras hablaba.

—Ok., ahora mismo iré a bañarme. Gracias por avisarme. —Rompí nuestro tan agradable abrazo y me puse de pie con su ayuda.

—Nos vemos enseguida. —Sonrió, besó mi frente delicadamente y se marchó.

Tan pronto como Shin se marchó fui al baño por una ducha rápida y de paso calmarme un poco. Al salir ya tenía predestinado lo que me iba a poner.

Una camisa sin mangas blanca y un pantalón negro que llegaba hasta los tobillos con un cinto del mismo tono al igual que una cinta haciendo juego en el cuello de la camisa, como si fuera un moño. En los pies me coloqué unos zapatos blancos que parecían zapatillas.

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