Capítulo XXXIII

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Traté de hacer el menor ruido posible luego de que la malvada de mi amiga desapareciera de mi vista tras hacer sonar el claxon de su auto.

Con la linterna encendida me encaminé hasta mi cuarto pero a mitad de camino, cuando alumbré hacia el sillón de la sala de estar casi muero de un infarto por el susto que me dio ver a Leeteuk entre la oscuridad con los ojos abiertos, y sus brazos y piernas cruzadas.

—¿Te parecen horas de llegar cuando en unas horas tienes que trabajar? —El tono de su voz era duro pero su expresión demasiado suave en contraste a lo anteriormente mencionado.

—Perdón es que las chicas no dejaron de hablar y preguntar y se me pasó la hora. —Me excusé como cuando mi madre me regañaba por llegar fuera de horario en mi adolescencia—. Un momento... —Bajé mi brazo con la linterna encendida—, no soy una adolescente que tiene que rendirle cuentas a nadie, y más en mi casa. —Realmente su actitud me había enojado, no lograba comprender con qué derecho me estaba regañando y tampoco me dio tiempo a pensarlo. En una abrir y cerrar de ojos me vi envuelta en sus brazos y siendo aprisionada por sus labios en un dulce y tierno beso.

Leeteuk me besaba de una forma muy tierna siendo un beso muy lento y demasiado tortuoso para mi, tortuoso porque quería sentir más intensidad en cada segundo que pasaba. Delicadamente sostenía mi rostro entre sus manos y yo lentamente me aferraba a su cintura, pensé que Donghae era el único que lograba otro tipo de sentimientos en mi, pero este beso me estaba enloqueciendo.

—De verdad no quería regañarte, es solo que te extrañé demasiado. —La voz baja de Leeteuk consiguió que mi cuerpo tuviera la necesidad de sentir más su cercanía, lo abracé con toda la fuerza que tenía en ese momento a pesar del cansancio.

—Gracias por extrañarme, me hace bien saber que me quieren cuidar. —A pesar de que estaba agradecida por su espera no podía corresponder sinceramente sus sentimientos, ni los de él ni los de ninguno.

—Yo no sé que es el lo que me pasa cuando no te veo o no estas cerca mío. —susurraba acariciando mis mejillas, era un acto extremadamente tierno—. Creo que estoy desarrollando sentimientos románticos por ti—. Su confesión repentina me dejó congelada, no sabía que decir.

—Yo... Yo... —Por más que quería las palabras no salían de mi boca.

—No hace falta que me digas nada, no estoy tampoco en posición de exigirte una respuesta. Conozco a mis miembros y se que la mayoría de ellos está pasando por lo mismo que yo —Que dijera eso me sorprendía, y me alegraba saber que en verdad era considerado con los más jóvenes—, tampoco quiero obligarte a que me des una respuesta apresurada, solo diré que mientras pueda seguiré haciendo esto. —A pesar de que estábamos a oscuras podía ver la sinceridad a través del brillo en sus ojos.

—Gracias por ser tan comprensivo Teukie. —dije sonriendo y me marché a mi cuarto sin darle tiempo a que dijera nada sabía que estaba sorprendido ya que era la primera vez que lo llamaba por uno de sus apodos.

Cerré el ventanal y corrí la cortina no quería despertar tan temprano. Mientras me desvestía para acostarme encendí el aire, estaba teniendo demasiado calor y a esta altura no se si debía al tiempo a fuera o culpa del beso que Teuk me había dado.

No pude dormir en toda la noche, los besos de Leeteuk y Donghae no salían de mi cabeza, la sensación que me provocaba recordarlos era muy similar entre ambos. A pesar de todo luchaba porque estos sentimientos no siguieran creciendo, esto era irreal, ellos se marcharían y yo debía seguir con mi vida, y estoy segura de que con el pasar de los meses ninguno de los ocho me recordaría, solo sería una tonta fan que se enamoró de alguno de ellos.

La alarma del celular me indicaba que era hora de despertarme, lo gracioso era que nunca me dormí por lo que prácticamente ya estaba despierta.

Giré por la cama hasta llegar al borde de ella y estirando mis pies toqué el mosaico frío haciendo que un leve cosquilleo me recorriera el cuerpo. Me vi obligada a levantarme y sin pensarlo me encaminé hasta la ducha pensando que eso podría relajarme, pero estaba demás decir que estaba equivocada.

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