Capítulo XXIX

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El día transcurría bastante lento, por lo que estuve meditando bastante debido al aburrimiento que me provocaba estar sentada, gracias a Dios Lena se había apiadado de mi y había colocado en un cuaderno el listado con los precios, eso me salvó el día.

—¿Te estas aburriendo? —Mila apareció sentándose a mi lado, al parecer no había mesas para atender.

—¿Tu que crees? —dije toda irónica—. ¿Cómo puedes pensar eso con lo divertido que está todo por acá? —Señalé con mi mano la extensión vacía a mi alrededor.

—¡Dios! Es tan difícil subir y bajar escaleras... ¡Me duelen las piernas! —Lena lloriqueaba mientras se unía a la conversación.

—Te jodes. —La reprendí haciéndome la enojada—. Nadie te manda a querer hacerte la atlética cuando no subes ni las dos escaleras para llegar hasta el piso de tu casa. —Y era cierto, Lena vivía en un complejo de departamentos en el primer piso por lo que debería subir escaleras pero ella solo tomaba el ascensor.

—No entiendo ¿Cómo puedes hacer esto todos los días? —preguntó haciendo señas para que le lleváramos un poco de agua que gustosa fui a buscar, con tal de moverme un poco.

—Yo pregunto lo mismo. —La miré divertida, en verdad ella no estaba hecha para el ejercicio—. Ten, toma un sorbo. —Extendí un vaso con agua para que se refrescara y recuperara el aliento, esta noche alguien tendría dolor de piernas.

—Dime... —Esa mirada en ella comenzaba a darme una mala espina—. ¿Te ha traído el chico de la moto? —Se ve que después de ver el perfecto cuerpo trabajado de Siwon se quedaron más que impactadas, y eso que siempre dicen que los coreanos son todos flacos... Ah pero luego te aparece uno con el cuerpo de Siwon y ahí estas que te caes de culo.

—No. —Al escuchar mi negativa se puso más atenta, Mila ya lo sabía—. La verdad hoy tenía ganas de molestarlos bastante así que le pedí a alguien más que me trajera. —Al instante ella comenzó a analizarme de arriba a abajo.

—Recién noto que te has puesto vestido, llevas bastante tiempo sin usar uno. —Sabía que se daría cuenta al instante.

—No puedo ponerme vestido o falda si monto una motocicleta. —Señalé lo obvio a lo que ambas asintieron con un movimiento suave de cabeza.

—Eso quiere decir que has venido en auto, pero ¿con quién? es el asunto. —No iba a parar hasta que les dijera.

—Hoy le pedí a Shindong que me trajera. —Sonreí al recordar nuestra conversación en el auto, definitivamente se merece un regalo.

—¿Y ese cuál es? —Lena todavía estaba algo desorientada con los nombres y era completamente normal ya que ninguna de ellas compartía mis gustos—. ¿El gordo? —El tono y la forma en la que lo dijo me hizo enojar por lo que la golpeé—. ¿Qué hice ahora? —preguntó mientras se sobaba el hombro derecho que fue en donde descargué mi malestar.

—No se le dice gordo a una persona y menos si no la conoces. —Estaba realmente enojada con su comentario a pesar de que sabía que no lo había dicho con la intención de ser despectiva, por el contrario solo era su forma de hablar ruda lo que hacía que las cosas se prestaran a mal entendidos.

—¿Y cómo quieres que le diga si es la única forma en la que los diferencio? —dijo justificando sus palabras anteriores—. A parte de él solo ubico al mechudo, al del cuerpazo, y al que tiene expresión de terror. —Traté de no reír al saber la forma en cómo Donghae, Siwon y Yesung se destacaban frente a ella.

—Decirle a una persona "gorda" es de mala educación, podrías haber dicho "robusto" y no hubiera sonado tan desagradable. Además Shindong es el más tierno de todos y es el que más me cuida, sin contar que es el más divertido y el más sincero de los siete. —No me di cuenta de que había comenzado a hablar mucho y rápido, eso pocas veces sucedía, y si lo hacía es porque realmente estaba molesta.

—Tranquila. —Lena comenzaba a mover sus manos para tranquilizarme—. Toma un poco de agua, prometo no volver a decirle de esa forma. —Sabía que volvería a hacerlo, era solo su forma de ser pero igual me molestaba.

—De acuerdo. —dije aceptando el agua—. ¿En qué estábamos? —Ya me había olvidado hasta de porqué había comenzado con mi verborragia.

—En el porqué le pediste al simpático que te trajera y no a los otros. —negué con la cabeza pero ya no diría nada.

—¿Te están molestando los demás? —Mila se veía bastante preocupada.

—No... Para nada. —Trataba de que ellas entendieran que no era el tipo de malestar que pensaban, más bien eran molestos para mi corazón—. Es solo que... —Me debatía si debía decirles o no.

—¿Es solo... Qué? —preguntó Lena, al final ellas siempre estarían cuando ellos volvieran a Corea.

—Es solo que hasta ahora todos, menos Shindong, han declarado su amor por mi. —Terminé soltando y la cara de sorpresa de las dos era muy graciosa.

—¿Qué ellos han hecho qué? ¿Te han besado? —Lena fue la primera en reaccionar como se esperaba de ella.

—La verdad es que cinco de ellos lo han hecho. —No pude decir más ya que ella comenzó a gritar como loca y a saltar haciendo que todos los clientes voltearan a vernos. En ese entonces alguien apareció fingiendo un poco de tos para que prestáramos atención.

—¡Oh Shindong! —exclamé cambiando directamente mi idioma al coreano, luego de verlo aparecer con una mascarilla cubriendo su rostro junto con unos lentes oscuros de sol.

—¿Interrumpo? —preguntó mirando de reojo a las chicas que no salían de su estúpido estado de excitación.

—Para nada. —Le dediqué una bella sonrisa—. ¿Trajiste lo que te pedí?

—Claro, aquí tienes. —Extendió hacia mi una bolsa con el almuerzo de las chicas. Como había estado aburrida en la caja registradora le pedí por mensaje a Leeteuk que me enviara el número de teléfono de Shindong, y así pude darle las indicaciones para que comprara la comida antes de pasar por mi.

—¡Gracias! Espera un minuto iré por mis cosas. —Él solo asintió—. Aquí tienen el almuerzo mañana también vendré a trabajar y no lo haré aquí sentada. —Amenacé a Lena.

—Esta noche cenaremos en la casa de Mila, así que ni sueñes que te vas a escapar, queremos todo con lujo de detalles. Pasaré por ti por lo que no tendrás excusa alguna. —No me dio tiempo a negarme, y cuando ella se proponía algo no paraba hasta conseguirlo por lo que no tendría más remedio que ir.

—Si no tengo más remedio ¿servirá que me quejé? —pregunté tomando mi bolso y una bolsa con una parte de la sorpresa para mi súper chofer estrella.

—No. —respondieron las dos con una sonrisa malévola en sus rostros.

Después de eso me despedí de ambas y con Shindong nos dirigimos hasta el auto, estaba de muy buen humor porque me gustaba acercarme a él y me sentía realmente cómoda en su presencia.

—¿Vamos a comprar el almuerzo? —pregunté una vez que estuve en el auto ya sentada y con el cinturón de seguridad puesto.

—No te preocupes, hoy le toca a Eunhyuk y a Yesung la comida. —Encendió el auto para dirigirnos a casa.

—Por cierto... —Comencé a hablar algo tímida y de una forma torpe—, traje esto como parte de tu regalo sorpresa. —Le enseñé rápidamente la bolsa que sostenía en mis manos.

—No tenías porque molestarte. ¿Qué es? —La curiosidad lo estaba matando, y se le notaba a pesar de que llevaba puesto sus lentes de sol.

—Dijiste que querías probar todos nuestros postres, así que simplemente los envolví para ti. —Enfoqué mi mirada en la carretera, por alguna extraña razón me sonrojé.

—Eso si no me lo esperaba. —Luego de eso seguimos hablando de cosas triviales como por ejemplo que hicimos en el día y cosas por el estilo.

El camino a casa fue divertido, nunca había reído tanto y cantado con tanta fuerza las canciones que me gustaban con alguien más en un auto, fue algo que quiero recordar para siempre, por lo que él tenía bien merecido la sorpresa que había planeado para esta tarde.

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