Capítulo VII

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—¿Llegaste bien? —Fue lo primero que dijo Leeteuk a penas crucé la puerta de entrada.

—Si gracias. —No estaba acostumbrada a los recibimientos y menos en mi propia casa por lo que era algo torpe al contestar.

—Dame cinco minutos y comemos. —Shindong dijo mientras terminaba de agregar algunos condimentos a lo que fuera que estuviera cocinando en la olla.

—Claro. —Sonreí, no tenía apuro de todos modos—. ¿Y los demás? —pregunté algo inquieta al darme cuenta de que faltaban algunos, por no decir los más ruidos.

—Tommy y Jerry fueron a dar una vuelta alrededor junto con Siwon. —Heechul apareció de la nada con los platos para la mesa—. A mi me tocó ayudar con los platos junto con Teuk y Donghae debe estar atrás buscando inspiración para las letras de las canciones. —Sonrió de forma agradable mientras colocaba los platos y los vasos sobre la mesa.

—Si se sienten incómodos con los cubiertos, debajo del segundo cajón que está al lado de la mesada hay palillos. —Recordé que los había comprado por internet porque me gustaron por el solo hecho de que eran verdes, no imaginé que los iba a usar en un momento como este.

—Gracias. —Leeteuk se movió con pasos ligeros hasta allí para conseguirlos.

—Voy un rato a mi cuarto, ¿me avisan cuando esté todo listo? —Los miré como si fuera un perrito mojado a lo que Shindong estalló en risa.

—¡Eres muy tierna! —Al oírlo decir eso me sonrojé y tan rápido como pude me metí al cuarto.

Me recosté sobre la cama con los brazos extendidos y los pies tocando el suelo, trataba de regularizar mi respiración mientras recordaba todo lo que había pasado esta mañana.

Rodé hasta la esquina derecha de la cama, donde se hallaba uno de mis parlantes y lo encendí, busqué en el reproductor de mi celular una de las pistas que había creado como pasatiempo y la puse.

Volví al estado inicial en el que había quedado cuando me acosté y la sonrisa tierna junto con la mirada dulce de Donghae aparecieron sin previo aviso. Sin notarlo el calor subió por todo mi cuerpo y la frustración por estar pensando en algo que jamás sucedería hicieron que quisiera gritar de la bronca que sentía.

Me levanté velozmente de mi cama, caminé hasta el ventanal de mi cuarto y al abrir el vidrio me apoyé sobre la baranda que allí había y con los ojos cerrados grité lo más fuerte que mis pulmones me lo permitieron.

La puerta de mi cuarto se abrió de una manera abrupta dejando entrar a tres personas por ella, mientras que delante de mi, fuera de mi ventana habían tres personas completamente agitadas y uno con terror en su rostro.

—¿Qué sucedió? —Siwon saltó la baranda de la ventana y entrando a mi cuarto me tomó por los brazos mirándome por todas partes—. ¿Estas bien? —Y fue con esa pregunta que caí en la cuenta de que había olvidado de que ya no vivía sola.

—Necesito estar sola. —dije corriendo mientras me encerraba en el baño, de la vergüenza que tenía, me quería morir.

Me senté sobre el suelo de cerámico gris perlado y juntando mis piernas escondí mi cabeza en ellas. ¿Qué iba a decirles? ¿Con qué cara iba a mirarlos a todos en el almuerzo? La expresión de preocupación en sus rostros no dejaba de aparecer ante mi.

—¿Aysel estás bien? —Yesung preguntó de una forma dulce tras dar unos suaves golpecitos en la puerta para hacerme saber que estaba detrás de ella.

—Si, necesito un poco de tiempo. —mentí, quería un pozo para enterrarme y no volver a salir.

—Sal nadie te dirá nada. —Eunhyuk hablaba ahora.

NUEVAS REGLAS [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora