FEBRERO
Estaba cepillando el pelaje de Satanás sin dejar de pensar en lo que se enfrentaba, seguían apareciendo llamadas de números de Barcelona aleatorios, ya no contestaba ninguno, ni siquiera sabía si debía seguir husmeando en lo de las desapariciones, podían llamarla egoísta, cobarde o cualquier adjetivo similar, sin embargo estaba feliz con esa calma.
Llevaba un mes entero sin pelearse con François y como si estuviera en un programa de adicciones ella contaba los días y los consideraba un reto, se proponía "el sólo por hoy no pelearé", "sólo por hoy no dejaré que nada arruine nuestra tranquilidad", "sólo por hoy desviaré la atención de François lo suficiente como para que no descubra que le estado reteniendo información adrede".
Esas y otras eran sus listas de objetivos diarios, deseaba mantener a todos los que en esa casa habitaban lejos de cualquier tipo de situación.
La alarma se activó y Rebecca se levantó sobresaltada, tanto lo hizo que casi corrió directo hacia el salón con los monitores en donde se veía toda la casa, pronto vio de qué se trataba una de las pantallas titilaba, era Thomas intentando ingresar, pero ella por alguna razón no desactivo la alarma, ni las cercas eléctricas que rodeaban todo el lugar, así que ante sus ojos lo vio salir despedido por el aire.
No se preocupó, las descargas que emitían no eran tan potentes como para resultar mortales, sólo eran una leve advertencia para cualquier intruso que osara entrar a su casa sin ser invitado, Thomas era su amigo, por muy extraño que a todos les pareciera su relación, lo eran, sin embargo le había dejado claro que deseaba estar al margen de su juego, no quería seguir en esas, ese estúpido juego casi le había costado su matrimonio, ahora ella se esforzaba cada día porque no hubiesen nuevas peleas.
Regresó con Satanás, pero ya no estaba allí, lo que si había era el monitor de Abigail y un llanto espeso y agudo venía de él, seguramente la maldita alarma la había despertado, se movió por la casa hasta la segunda plata a la habitación de la niña, donde la encontró en el suelo llorando, Rebecca tragó saliva profundamente angustiada y se apresuró a tomarla, su carita estaba roja por el llanto y en su frente tenía un gran golpe.
¡Demonios! La niña se había tirado de la cama, abrazándola fuerte fue al teléfono más cercano y le llamó a François, aunque lo primero que debió haber hecho fue marcarle al pediatra, por lo que colgó y empezó a digitar el número del pediatra, pero luego pensó que así no la podría examinar.
Se sentía estúpida, pero de todas maneras corrió con la niña hasta su auto, la sentó en su sillita y aunque seguía llorando ella empezó a conducir, una vez en el auto si le avisó al pediatra que iba para allá y posteriormente volvió a marcarle a François.
-Corazón ¿sucedió algo?- Hablo alarmado -Tengo una llamada perdida tuya.
-Estoy en camino con Abby donde Roland.
-Voy también ¿qué le pasó a Abby?- Cuestionó asustado.
-Se tiró de la cuna.
Abigail llevaba unos días intentando ponerse en pie, sólo conseguía hacerlo con sus manos y piernas estiradas en cuatro, no como el gateo normal, solía golpearse a menudo la colita, pero seguía siendo testadura y cuando ella o François la alzaba si lograba sostenerse, tenía mucha fuerza en las piernas y ella no esperaba que hiciera algo como eso.
Además porque le parecía pronto, Maximilien había caminado al año, a los nueve meses había empezado con el gateo, no esperaba esas cosas en la niña, no estaba preparada, por mucho que se tuviera la experiencia como madre, cada niño solía mostrarte que carecías de experiencia en torno a él, porque ellos dos mostraban lo opuestos que eran para muchas cosas.
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EL QUINTO MANDAMIENTO [TERMINADO] #Libro4
RandomEste es el cuarto libro de una saga, el primero se llama "El Sexto Mandamiento", el segundo "El octavo Mandamiento y el tercero "El Décimo Mandamiento". Rebecca piensa que todo ha acabado, por fin consiguió su final feliz, pero puede que muy dentro...