CAPÍTULO LII

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Por lo general Rebecca llevaba a Max a su práctica de tenis y lo dejaba ahí las dos horas que duraba el entrenamiento, pero ese día se había quedado porque tenía un partido amistoso y le había pedido que lo viera jugar y quién podía negarle algo cuando la miraba con congoja y suplica, sobre todo porque su cara era tan parecida a la de François cuando hacía algo similar que ella se derretía.

Llevaba un rato sentada mirando el partido, pero Abby le pidió un baño y como era usual ella salió corriendo con la niña a buscarlo, limpió el inodoro con los pañitos húmedos y finalmente le puso un protector wc desechable alrededor, sólo hasta entonces sentó a Abby y ella pudo orinar.

Iba caminando con su hija a la cancha de tenis cuando vio a Bashar usando un uniforme de tenis, traía una raqueta y el pelo negro algo mojado con el supuesto sudor, ella podría haberle creído la pantomima de un encuentro casual, pero ya estaba más que confirmado que Simón era Bashar y Simón siempre sabía en dónde estaba ella, así que ahí se le caía su teatro.

Le abonaba que hubiese hecho el número tan bien pensado que incluso seguramente si estaba jugando de verdad, porque en cuanto la vio despidió con un apretón de manos a su acompañante que venía en las mismas condiciones que él y comenzó a caminar en dirección a ella.

-Señora Bracho es un placer verla. -La saludo en cuanto llegó.

-¿Qué tal su juego?- Lo interrogó siguiendo la escena que él había planeado.

-Excelente, gracias por preguntar ¿y usted juega tenis?

-No, Maximilien.

-¿Algún partido importante el día de hoy?

-Para Maximilien todo es importante.

-No había tenido oportunidad de felicitarla por su natalicio.

-Gracias.

-Quizás podamos ir a tomar algo en honor a eso, señora Bracho.

-No creo que sea buena idea, la última vez no salió nada bien.

-Mamima agua.- Habló Abby en el suelo tomada de su mano. Rebecca le asintió a Abby y de su bolso sacó un tarro con forma de conejo y se lo entregó a la niña.

-Creí que no había sido tan malo, quizás la próxima sea mucho mejor.-Siguió Bashar.

-Y no lo fue, pero para usted todo esto es un juego.-Habló Rebecca con convicción, hasta ella se habría creído.

-Yo le dejé claro que no es ningún tipo de juego, se lo dije de forma explícita.

-Como también habló de su esposa muerta con añoranza y además me dijo abiertamente que me mentía.

-Bueno eso fue un error, pero esa última parte no recuerdo haberlo hecho.

-Desde luego que lo hizo Bashar y podría citarlo si es que me llama mentirosa.-El cinismo que a veces manejaba era increíble hasta para ella misma y jugar a hacerse la ofendida era supremamente simple, le bastaba con meterse en el cuento de verdad estarse planteando engañar a François y arriesgar su matrimonio, a cambio de nada.

-Oh, no quise insinuar aquello, pero déjeme decirle que no le mentía que podría dejar cualquier cosa por usted.

Ella lo miró fijamente a sus ojos grises, pero no le contestó nada y para agregarle un tono de dramatismo a todo bajó su cabeza como si estuviera apesadumbrada.

»Eso último si fue real, sé que quizás tenga miedos, pero lo menos que deseo es que lo iniciemos algo lleno de dudas.-Ella volvió a alzar su mirada.

EL QUINTO MANDAMIENTO [TERMINADO] #Libro4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora