EL QUINTO MANDAMIENTO [TERMINADO] #Libro4

CAPÍTULO LV

En el camino de la corte hasta su casa le había llamado a Thomas con una de sus sim card desechables, a pesar de la presencia de Rupert, no diría nombres, ni situaciones, sólo lo suficiente para que su amigo entendiera lo que acababa de hacer y también que sentía que había logrado su objetivo, en un juego eso se llamaba apostar todo para o ganar o perder, pero sin medias tintas.

Cualquiera que hubiese escuchado esa conversación habría estado seguro que había sido una mala decisión, aparentemente le había entregado el as bajo la manga a Bashar, pero realmente no se trataba de entregarle nada, al contrario eso tenía más que ver con arrebatarle el poco control que todavía tenía al ser Simón, ya no había posibilidad de hacer ese movimiento.

Ella le había arrebatado su anonimato, le había quitado la máscara y le había asegurado que desde el comienzo sabía todo, cosa que no era cierta, porque si bien llevaba un tiempo conociendo su identidad le costó mucho e incluso si llegó a creerle esa treta sobre Matt, pero él no tenía cómo enterarse.

Sabía cuando usó esa estrategia que era un arma de doble filo, porque efectivamente sintió que él pensó que cada interacción que habían tenido era una mentira, pero creía haber solventado ese inconveniente al mostrarle cómo supuestamente estaba de su lado por no haberlo delatado, lo cierto es que era tan imbécil que ni revisaba el contenido de sus conversaciones, si no lo había denunciado era porque desde hace mucho años no confiaba en las autoridades para resolver las cosas, ella lo prefería así: a su manera.

En cada interacción le insinuó que se iba a vengar y más que desear verlo acabado mordiendo el polvo que le hizo comer a ella, lo único que la motivaba a hacer todo eso era sacarle el único dato que le interesaba: conocer el paradero de Matthew Shepard.

Su amigo contestó y ella escuetamente le dijo que Black tenía conocimientos de todo, a lo cual Thomas respondió con una nueva pregunta interrogando acerca de cómo se había dado cuenta, al ella exponer la verdad, él la había cuestionado señalándole que si era realmente necesario exponerse de esa manera y finalmente preguntando en qué habían quedado, según Thomas no se podía fiar de la actuación de ese sujeto, a fin de cuentas llevaba más de dos décadas asesinando y saliendo impune.

Ella sonrió y miró por el espejo retrovisor a Rupert que no la miraba para nada, mantenía la vista fija en el camino, entonces le expuso a Thomas lo que sentía y era un desborde de seguridad en lo que estaba haciendo, Rebecca no era tonta, sabía que Bashar era un asesino despiadado, no lo olvidaba ni un sólo instante que interactuaba con él, sin embargo le creía, no sentía que eso fuera una pose, llevaba muchos años lidiando con sujetos y era consciente que efectivamente podía tener ese tipo de control sobre ellos.

Durante muchos años Rebecca no había sido consciente de ese poder o maldición con el cual cargaba, si había visto a un hombre como Mariano arrodillado en la entrada de su apartamento implorándole que no lo abandonara, también había escuchado a Ringo y a otras personas decirle lo mucho que ese tío había cambiado luego de que ella lo dejara y a pesar de eso no fue consciente.

Tampoco lo fue las muchas veces que Matthew la abordaba desesperado en un baño, para tomarla o para decirle que la amaba y buscando algún tipo de respuesta análoga de su parte.

Ni siquiera fue consciente cuando tuvo al mismísimo François LeBlanc en una situación similar: rogándole en cada rincón a donde iba que lo escuchara, arrodillándose ante ella e incluso generando esos encuentros que por mucho tiempo creyó que eran casuales y él en un arranque de sinceridad le había confesado que todo era simulado. Si eso no le bastaba verlo ahogado en vino debió ser clarificador, pero no lo fue.

Ni las insinuaciones de muchas personas señalando lo mucho que podía manipular y enloquecer a los hombres, Edna se lo repetía cada que podía, Bruno también lo hacía e incluso con el mote que le había puesto el imbécil de William al llamarla Helena de Troya.