CAPÍTULO XVII

460 38 26
                                    

-¿Qué se supone que estás haciendo?

-Te secuestro por unas horas -la miró con un brillo en sus ojos, salió del auto y se paró en la puerta de ella y la abrió, Rebecca lo miró estupefacta sin llegar a bajarse del auto.

-No creo que las cosas en réutilisable et organique estén tan mal como para que te vuelvas taxista.

Él puso su dedo índice cerca a sus labios sin llegar a tocarlos, su tacto se sentía cálido como solía ser, pero hacer eso no contestaba las preguntas que ella tenía, lo vio mover ligeramente otra de sus manos y tomó una de las suyas sin dejar de sonreírse, él se veía realmente emocionado, pero ella en cambio sólo era preguntas, no sólo su cara debía de tener esa expresión, sino toda su postura en general que se había quedado rígida, si bien le complacía saber que no era uno de los juegos del sociópata tampoco le gustaba estar en medio de uno de los de François.

-No están tan mal, sólo quería sorprenderte.

-Pues lo conseguiste- lo miró sin salir de su asombro inicial, eso hacía en ella tener más cuidado la próxima vez que abordara un transporte público y no porque François fuera un demente que la stalkeaba a esos niveles porque finalmente podía lidiar con él, pero podría haber sido otra persona y ella estaría totalmente a su merced, parpadeó saliendo del estupor inicial y volvió a tomar el auricular, Raquel gritaba algo desesperada.-Mamá lleva a Maximilien al restaurante del hotel, por favor, por favor no salgan sin mí.

-Pero estamos aburridos, el niño no quiere ver más televisión.

-Lo sé, sólo surgió algo.

-¿Fue la voz de François la que escuché?

-Así es.-Respondió escueta.

-Ustedes dos no van para ninguna parte, ahora seguro quieren tener una de esas relaciones abiertas, Rebecca que al señor no le gustan esas cosas, acuérdate del pastel.

-¿Mamá en serio otra vez con ese cuento? Ya no hay pastel Raquel, tengo dos hijos, ¿de qué pastel hablas?- Quiso reírse de su madre, pero se contuvo, en serio no sabía en qué pensaba esa mujer.

-Pues nada de darle pruebas, se quiere divorciar y tú no eres una casquivana que puede tomar y dejar.

-Aja, gracias por los consejos de matrimonio, debo dejarte.- Colgó sin esperar que Raquel le replicara y soltó un suspiro volviendo a mirar a François.

-Tengo una sorpresa para ti, -Le habló François al tiempo que la miró suplicante-ven conmigo.

Ella negó con la cabeza, ya no sabía cómo pedirle distancia, se lo había dicho de todas las maneras, incluso esa noche antes de viajar que fue a buscarla porque se había peleado con Pauline, ella se lo había dicho nuevamente y aun así la mañana de su viaje le había enviado un ramo con orquídeas rosadas, las mismas que le había enviado por primera vez, él no entendía que eso no era lo que ella necesitaba de él.

François besó sus manos y las acunó con las de él.

»Amor, por favor ven conmigo, -Suplicó nuevamente. -por favor -volvió a decir como un niño regañado.

-No François, yo no quiero sorpresas, qué más sorpresa que me pidieras el divorcio.

-Corazón, -Le llevó una mano a su pecho- él no funciona bien si tú estás lejos.

-¿Por qué no pensaste eso aquellos días? No querías ni hablarme ¿se te olvidó eso?

-No, no se me olvida, tampoco pensé amor y también te dije por qué no era capaz de hablar, pero por favor ven, dame unos minutos, después te llevo de vuelta si eso quieres. -La miró nuevamente suplicante.

EL QUINTO MANDAMIENTO [TERMINADO] #Libro4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora