Su viaje a Madrid había sido frustrante, no había conseguido nada, absolutamente nada, porque ni siquiera pudo enseñarle los vídeos a Edna para que le dijera más sobre las prendas del maldito que les jodía la vida, ella nunca había estado en la casa, ya nunca paraba por ahí y francamente se veían poco, estaba claro que había una brecha enorme con la que fuera un día una de sus mejores amigas, no podía decir que el afecto que tuviera por ella hubiese desaparecido, simplemente la vida nos cambiaba o como la misma Edna solía decir se conducía sola.
Alzó la mirada dejando sus pensamientos sobre Edna y se concentró en los ojos azules de Thomas, sin dejar de mirarlo deslizó un papel rojo por la mesa hasta acercárselo a él, sabía perfectamente de qué se trataba una nueva nota de ese infeliz, que seguía presto vigilándola, describiendo su outfit indicándole cómo ciertos colores resaltaban más el tono de su piel y refiriéndose a sus hijos como estorbos, aseverando que se veía mejor sola.
Justamente por eso había elegido enseñársela a Thomas, sentía que esa situación pasaba de castaño a oscuro, ese hombre cruzaba las barreras y no se refería a esa tendencia de seguirla a todas partes, si ya hace rato que había entendido que carecía de intimidad, pero referirse a sus hijos de esa manera le había resultado aterrador, sobre todo teniendo en cuenta que sin miramientos le había cortado el dedo a una nena pequeña y le había mandado el vídeo.
-¿Crees que sea una amenaza en contra de tus hijos? -Thomas preguntó con su mirada en la nota, ella suspiró porque si Thomas se lo decía era porque no estaba desvariando, eso la hizo bajar la cabeza sin llegar a contestarle. -Es claro que te quiere sólo para él, pero sabe que no tiene acceso a ellos de manera fácil, tú los proteges y pues LeBlanc también, primero se tendría que deshacer de él, así que no te preocupes, por ahora el sudes no les puede hacer nada.
Ella se masajeó la sien estaba realmente agotada de todo ese asunto, ya no era la justiciera de veintitantos, ahora la movían otras cosas diferentes del periodismo y esa búsqueda de la verdad, ahora sólo deseaba criar a sus hijos en armonía, pero estaba claro que ese miserable no los iba a dejar en paz, ya lo había intentado el año pasado y todo terminó en la muerte de Jullian, la única salida era encontrarlo.
-¿Los has traído?- Cambio de tema radicalmente no tenía caso hablar de algo que era evidente sus bebés estaban en la mira de ese enfermo y sólo ella y François podían protegerlos.
-Le pedí a uno de mis contactos que me consiguiera el paquete de la correspondencia, habían incautado el lugar así que sólo pudo rescatar unas cuantas cartas.
-Perfecto, ahora no sólo están perdidas, sino que la policía sabe de tu perversa costumbre de escribirte con un asesino.
-No creo, están escondidas, pero hay lugares que no permiten el ingreso, me incautaron todos mis bienes, debo encontrar otra manera de entrar, no soy tan idiota para dejarlas a la vista.
Rebecca torció los ojos y le estiró la mano pidiéndole las cartas, él mismo había dicho que se las habían incautado y luego la que parecía haber entendido mal era ella, pero realmente le importaba una mierda si lo involucraban más en líos judiciales, era problema de él, su contrariedad era cómo encontrar a ese enfermo al que Thomas la había vuelto su blanco, ni siquiera sabía por qué le seguía hablando.
-Hay una pista de Marie que incluí en el paquete al parecer la vieron en Colombia, donde unos antiguos conocidos, te puse toda la información al respecto. -Thomas le entregó el paquete y se puso sus gafas, ella volvió a torcer los ojos.
-¿Y a mí qué me importa esa escuálida diarreica? -Habló con saña, estaba molesta con Thomas, odiaba cuando era un capullo y la trataba de esa manera como le había contestado hacía un momento.
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EL QUINTO MANDAMIENTO [TERMINADO] #Libro4
De TodoEste es el cuarto libro de una saga, el primero se llama "El Sexto Mandamiento", el segundo "El octavo Mandamiento y el tercero "El Décimo Mandamiento". Rebecca piensa que todo ha acabado, por fin consiguió su final feliz, pero puede que muy dentro...