Como era algo habitual repasaba las palmas de sus manos sobre su vientre que estaba ligeramente abultado, reconocía las diferencias, era su tercer embarazo, pero ninguno de los tres coincidía con el otro y ella ya no se sentía una experimentada, de hecho se sentía de manera opuesta, los trillizos le enseñaban nuevas cosas sobre la maternidad y la gestación.
Se sonrió sintiéndose plena, como había ocurrido cuando se percató del positivo, como había dejado de pasar sólo esas semanas en que creyó que había una ligera posibilidad que sus bebés fueran de ese monstruo y no de su amor, pero desde que había visto una y otra vez las pruebas de paternidad que había hecho quedaba más tranquila de saber que esos niños eran producto del amor y no de las mentiras, no quería nada que le recordara ese período de su vida, quería un día despertar y saber que esa pesadilla por fin había acabado.
Eso la hizo ensombrecerse levemente, pensar en Bashar, en todo lo que había hecho esos años de su vida, se sentía molesta al pensar en todo lo que les había quitado e intentaba concentrarse en que todo sería un mal recuerdo pronto, cuando Matt estuviera a su alcance y ella pudiera decirle a Thomas que se encargara de su monstruo, no sentía ni un atisbo de remordimiento, ese hombre la asqueaba.
Reconocía que por momentos llegó a sentirse cómoda en su compañía e incluso a entender de dónde devenía tanta maldad, Rebecca comprendía que Bashar no tuvo unos padres que lo guiaran, entendía sus carencias afectivas e incluso sabía que tenía talentos y potencialidades que lo hubiesen hecho un hombre de ensueño, pero comprender todo eso no la llevaba a justificarlo, era repulsivo y lo era aún más porque la había hecho blanco de su juego macabro.
Sabía que tendría que haberse habituado a que hombres se creyeran con el derecho de despojarla sólo por cargar con el lastre de su belleza, pero nunca se acostumbraría a eso, para Rebecca todo se trataba de un querer dar y no un tomar por la fuerza, eso la asqueaba.
De pronto sintió los dedos de François acariciarle la mejilla, ella salió de sus cavilaciones y lo miró sonriendo, lo hacía de forma genuina, por mucho que la oscuridad se ciñera detrás de esas paredes, allí se sentía segura y feliz, con todo lo que juntos habían construido, François era su mundo entero, él y esos niños que habían creado juntos, amándose, devorándose, no creía que nunca dejara de amarlo, a pesar de ser consciente que no era el mejor hombre del planeta, desde luego que no, François era horrible, era tan feo como ella y precisamente por eso encajaban tan bien.
Rebecca lo supo casi que instantáneamente, lo supo estando con él en París en ese primer momento en el cual sin pensarlo mucho fue con él a donde fuera que la estuviera invitando, había enloquecido por él, quizás lo había hecho desde antes, estando en el hotel Ritz estirando su mano y diciéndole que podrían recorrer Madrid y lo hicieron...
Desde entonces tomaba su mano siempre, la tomaba a ojos cerrados, con el tiempo su confianza en él se había hecho inquebrantable, no había una sola cosa que escuchara decir de François que ella creyese a menos que el mismo François se lo dijera, le tomó tiempo sentirse así con él, al principio su miedo la nublaba, el miedo de amarlo tanto, pero ya eso no le pasaba y ahora lo amaba más, simplemente sabía que no había un lugar al que François quisiera ir si ella no iba con él y era esa seguridad la que la hacía estar tan tranquila a su lado.
-Mon coeur ¿en qué piensas?
-En tus hijos- respondió honesta sin dejar de acariciarse el vientre y dejando de mirar los ojos avellanas de François para hacerlo con su vientre, crecía de una manera que nunca lo había visto, ni Abby, ni Max con esas semanas de gestación le habían dado esas formas, sentía que todo iba a un ritmo diferente, como si toda ella creciera más rápido y eso la hacía sentirse tan inexperta, como si de nuevo fuera una madre primeriza.
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EL QUINTO MANDAMIENTO [TERMINADO] #Libro4
AléatoireEste es el cuarto libro de una saga, el primero se llama "El Sexto Mandamiento", el segundo "El octavo Mandamiento y el tercero "El Décimo Mandamiento". Rebecca piensa que todo ha acabado, por fin consiguió su final feliz, pero puede que muy dentro...