CAPÍTULO LXXXVI

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Partía un enorme trozo de carne, estaba tomando al pie de la letra las especificaciones que había dado Arnold sobre la proteína, Thomas en cambio no comía, no sabía para qué la había citada en un restaurante si la iba a dejar comer sola, eso se sentía como si ella fuese una especie de morsa, se acarició instintivamente el vientre, tendría que cuidarse de no subir todos esos kilos que dijo Arnold, le parecía apabullante, no se veía con cerca de 23 kilos de más.

-Tienes buen apetito. -Thomas le dijo mientras tomaba su cerveza y con las pinzas volteaba un trozo de carne en la parrilla.

-Realmente no, pero es por los trillizos, necesitan proteína, no hay nada que tenga más proteína que la carne. -Thomas asintió y le puso más carne.

-Logré avances, me infiltré en la clínica que administra Hasbún y supe qué tiene en su otro castillo. Al parecer hay otro hombre a cargo, es quien se encarga de crear los óvulos y buscar los vientres de alquiler, pagan hasta 10.000 Euros, y en su castillo tiene los fetos que son de su preferencia, ya me estoy haciendo cargo, sólo no deseo alertarlo, pero con eso de que será padre anda realmente desconectado del asunto lo que ha hecho todo más fácil.

-Si sabes que los trillizos no son de él ¿no? -Thomas se encogió de hombros.

Sentía la necesidad de aclararlo, porque no le gustaba la idea que pensara eso, los niños eran de François, como todos sus hijos, jamás tendría un hijo de ese enfermo.

-Bueno no sabría decirte si lo sé, realmente es difícil, aun así si un error de cálculo pasa, tan sólo sería abortarlos y ya. -Rebecca parpadeó.

-No sé por quién me tomas, no cometería esos errores. ¿Qué vamos a hacer con esos fetos?-Volvió al otro tema, ese monstruo en serio estaba fuera de control con eso de la granja de bebés.

-Pues ya había pensado meterlos en esas fundaciones que tu marido maneja, no será difícil ponerlos en adopción. Realmente no es de interés, aunque si quieres comprobar si hay un LeBlanc, adelante y terminas de completar un pelotón.

-Eres tan chistoso.-Le dijo satírica.

Sus amigos todos desaprobaban un poco su estilo de vida, eso de llenar su casa de niños, para Edna era incomprensible, para Thomas una broma y para Mare su forma de limpiar el karma.

-Bueno yo sólo decía, creo que es lo más salomónico, no veo la necesidad de asesinarlos no representan un peligro, tan sólo serán huérfanos que se preguntarán por su existencia el resto de su vida.

-Qué crudo.

-Pero así solucionamos eso, en cuanto a la clínica... Pensaba seguir averiguando un poco más por mi cuenta.

-Hay que desmantelarla, pero los dos sabemos que volvería a hacer otra.

-Si, por eso seguiré vigilando ésta hasta obtener algo más, aunque en eso no deseo involucrarte, es tiempo que disfrutes de tu familia.

Ella sonrió con pesadez, era difícil hacer tal cosa mientras tuviera que tener a ese monstruo cerca, pero ya le había reprochado mucho eso a Thomas y no estaba con ánimo de hacerlo, él no lo había hecho intencionalmente aunque hubiese sido tan soberbio de escribirse con un asesino serial para ridiculizarlo.

El móvil llevaba un rato vibrando sobre la mesa, ahí estaba la respuesta al deseo irrealizable que Thomas le brindaba, no había tal cosa, ella podía disfrutar a medias con su familia y siempre temiendo, nunca de una forma completa y satisfactoria.

-¿Se trata de Hasbún? -Thomas preguntó mientras se servía un poco de cerveza.

-No hay nadie que sea tan intenso, así que estoy casi segura que sí.

EL QUINTO MANDAMIENTO [TERMINADO] #Libro4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora