CAPÍTULO L

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ENERO

Las fiestas habían terminado y ella había vuelto a sus rutinas, sentía que había hecho muchos avances en torno a su objetivo.

Era jueves y esos días por lo general iba al apartamento que había rentado a ver a Thomas y Alonso, para todo el mundo ellos eran Sam y Chris, dos homosexuales que deseaban adoptar un que efectivamente estaba haciendo para no despertar sospecha, hoy en día sabía que tenía muchos ojos encima, no sólo los del sociópata, entender eso la había ayudado mucho, dado que ya entendía porque el sujeto parecía omnipresente.

Crear las identidades no había sido difícil, Thomas se movía en esos mercados y ella tenía el dinero, así que básicamente podían ser quién quisieran, no sabía por qué no se les había ocurrido antes, así Thomas hubiese podido tener mayores libertades y no andar en las sombras, aunque no era como que él se quejara mucho de eso, a él le gustaba moverse en las sombras, él era las sombras mismas.

Ingresó al apartamento que estaba impoluto, a Alonso le gustaba limpiar, bueno, a una de las personalidades de Alonso, la llamada Lucrecia, ella había tratado poco con ella, rara vez salía a flote cuando Rebecca estaba presente.

Sólo el sonido del silencio se escuchaba, cuando el apartamento estaba así era porque Alonso estaba dopado, Thomas no solía soportarlo por mucho rato, su amigo estaba trabajando en un manuscrito, no había querido decirle de qué trataba y Rebecca le respetaba esas cosas, le abrió vestido con el traje y ella le sonrió, le gustaba mucho verlo así, se veía como otro hombre, un hombre muy apuesto.

-Deberías quedarte así de por vida.

-No, gracias no es mi estilo. -Le dijo dejándola entrar a la casa.

-Pues te ves muy majo, yo te daría un hijo así.-le dijo bromeando y él negó con su cabeza.

-No, ni aun así me ánimo, al contrario no soy un hombre de hijos.

-Lo sé Thomas, lo sé, era una broma ¿conoces el significado de eso?

-Una muy mala -Respondió él.

-Cualquiera que te escuche pensaría que sería un enorme sacrificio hacer un hijo conmigo- le guiño el ojo y se sentó en uno de los asientos que ella misma había elegido por catálogo en internet.

-Bueno es que sí me animara a hacer cosas contigo no sería un hijo. -Respondió él -Voy a mirar si lo puedo despertarlo me fastidió toda la noche.

-No espera, no lo despiertes; hoy vengo a verte a ti no ellos.

-Vale.

-Tengo una cena con Bashar, así que de todos los restaurantes que frecuento hay que elegir uno en el que logísticamente puedas estar ahí sin que él se entere, no planeó estar sola con ese sujeto.

-Bueno, ¿alguno que esté al aire libre? ¿Qué yo pueda observarlos a lo lejos?

-Uno de pastas y otro de comida de mar.

-Ok, dame los nombres y yo los exploro, para ver desde donde me puedo ubicar.

Rebecca hizo lo que Thomas le pidió y además le contó acerca de sus vacaciones, cualquiera que leyera eso pensaría que ellos eran dos amigos normales haciéndose confidencias, per sus conversaciones jamás habían sido normales, ni siquiera después de Bratva, primero porque Thomas se obsesionó con cazar a Marie y segundo porque también andaba escribiendo el libro de Lina.

Ese día hablaban de Bashar, ella le comentó el detalle de saber la patología orgánica de François, pese a que él no se lo había contado a Pauline, también le habló de su desespero por buscar espacios en los que ella pudiera estar sola, de las miradas que todo el tiempo le lanzaba, de los sutiles toqueteos en sus dedos y cabello y también de que justo como Thomas había pensado no hubo retaliaciones por no contestar a sus notas.

EL QUINTO MANDAMIENTO [TERMINADO] #Libro4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora