CAPÍTULO LX

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-En el BDSM se trata sobre todo del placer, no de abusos físicos y eso es fundamental tenerlo siempre presente- le decía la mujer que Thomas había contactado y que en ese momento yacía sentada en la sala de estar del apartamento que seguía pagándole a Thomas, aunque desde luego él estaba presente, lo hacía con su fachada del homosexual que ella le había construido.

»El placer- continuó la mujer- que se obtiene de este tipo de prácticas reside sobre todo en no ser dueño de sí mismo, sino de dejarse guiar por el partenaire, el hecho de perder la voluntad es lo atractivo de todo, pero todo desde un escenario y es importante que esto lo tenga en cuenta, siempre es una actuación para que ambos disfruten.

»Por ende, como le decía, estos juegos de bondadge y dominancia no tienen nada que ver con abusos físicos y emocionales, sino con la erotización de los juegos de poder entre el amo y la sumisa.

-La ama y el sumiso- corrigió Rebecca sonriendo y ella les asintió a ambos como si se tratara de ellos dos, aunque ninguno la sacó del error.

-En ese juego de poder se requiere de mucha confianza, de un grado de intimidad fuerte, no puede hacer con cualquier persona, de manera que no lo recomiendo en relaciones pasajeras porque deben siempre de haber unos acuerdos.

-¿Qué acuerdos? Preguntó Rebecca, porque eran sólo la mujer y ella quienes hablaban, Thomas se mantenía en total silencio.

-El contrato es muy importante, siempre se debe hacer, sospeche de cualquier persona que le pida una práctica semejante y no hablen del contrato.

Ella respiró aliviada, precisamente por eso había querido buscar un experto en el tema, no quería darle más motivos a Bashar para que desconfiara de ella y ahí estaban esos pequeños detalles que ella desconocía por completo.

-¿Es un contrato escrito?

-No necesariamente, pero algunos lo prefieren.

-¿De qué se trata este contrato?

-De los límites, toda relación así los tiene.

Eso la hizo fruncir el ceño confundida e inevitablemente miró a Thomas porque Bashar no era un hombre de límites, ¿entonces cómo podía llevar a cabo ese tipo de relaciones que se establecen en el BDSM? Thomas también la miró, pero se mantuvo en silencio escuchando cómo la mujer seguía explicando el asunto del contrato.

Al parecer era un documento sin ninguna validez legal, pero sí sentimental, cuyo objetivo principal era dejar claros los términos en la relación, sugería que ambos se sentaran a discutir el mismo y también les indicó la importancia de la palabra de seguridad, algo que Bashar tampoco conocía o no tendría tantas muertes en sus hombros.

De alguna manera Rebecca sentía que eso del contrato no iba mucho con Bashar y que si le salía con eso no le gustaría mucho saberse limitado.

Quedó con la mujer para el día siguiente para que le enseñara elementos básicos del bondage, además algo de la actitud de las dominatrices y cómo usar todos los artefactos que había conseguido, una vez acordó eso la mujer se fue y ella se enterró en el sofá de Thomas.

-¿Cómo se te ocurrió la idea de la dominatrix?-La interrogó Thomas.

-A François.

-Vaya sirve para algo.

-Deja de tratarlo así.

-Pues es que a veces es tan inservible.

Rebecca suspiró y no le dijo nada más, no tenía mucho caso, así que simplemente le cambió el tema, porque François era su asunto y odiaba que le dijeran así, como siempre pensaba la única que podía referirse a él de una mala manera era ella, nadie más, el resto de gente la enfadaba si lo trataban mal.

EL QUINTO MANDAMIENTO [TERMINADO] #Libro4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora