Capítulo 1/III

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Una tarde de domingo Danna se preparaba para un día de vagancia extrema. Con dulces, galletas, cheetos, doritos, nachos con queso, pizza, una buena película, estaba lista para tirarse junto a Alex en el sofá, cuando sonó su móvil.

Refunfuñando lo tomó de la mesa de la sala y con mal humor lo contestó.

-¿Quién se atreve a perturbar mi paz?

-Hola, cuñada preciosa, ¿cómo te sientes hoy?

-Lo siento pero no tengo dinero, Allison- dijo mirando sus uñas.

-¿Qué diablos?, olvídalo- tartamudeó Allison del otro lado de la línea -Quería saber si te gustaría salir con nosotros.

-¿A dónde?, ¿a qué?, ¿quienes?- preguntó desinteresada.

-Pues no sé, a un restaurante o a un bar. Una salida con los chicos, Jayden, Justin y Zoey.

-No me convence. Diviértanse, no voy.

-¡Genial!- y colgó, Danna miró confundida el móvil hasta que se encogió de hombros restándole importancia.

-¿Quién era?- preguntó Alex.

-Allison. Nos invita a salir, pero aún se le olvida que los domingos son sagrados.

Se sentó al lado de su esposo con un gran tazón de nachos y justo cuando se iba entrar un par a la boca, sonó el timbre de la casa.

-¡Joder, me cago en todo!- maldijo y Alex se rió -No es gracioso- lo acusó.

Se dirigió a la puerta y la abrió para encontrarse a unas sonrientes Allison y Zoey. Cada una tenía un bebé en brazos, de doce y dos meses respectivamente, también parados en la puerta con sonrisas estaban los mellizos y Ryan.

-¡Ay no!, esto no es bueno. ¿Qué hacen aquí?- preguntó con cautela.

-Pues pensamos que si no puedes salir con nosotras podrías hacernos el favor de cuidar a los niños- dijo Zoey con falsa inocencia.

-Claro que no, ni hablar- dijo riendo con nervios -No me sé cuidar yo misma, ¿ahora voy a cuidar cinco mocosos?

-Tía Danna, mocosos es una mala palabra- la regañó Audrey.

-Claro que no, mocosa- le sacó la lengua -Lo siento chicas, pero no. Hoy es mi día de ser perezosa como morsa.

-Pues sé morsa junto con estas morsitas- dijo Allison señalando los bebés.

-No- negó con la cabeza, con la mano, con todo.

-Vamos, tía Dan, será divertido- añadió Austin.

-¿Qué pasa?- preguntó Alex acercándose a la puerta -¡Hey!, ¿qué hacen aquí?

-Alex- se quejó Danna -Quieren dejar a los mocosos aquí- hizo pucheros.

-¿A los monstruitos?- se rió -Ni hablar, no, definitivamente no. No estamos aptos para cuidar niños, somos muy inmaduros.

-Sí, eso, inmaduros- apoyó Danna -No, es nuestra última palabra.

***

-¡Adiós, chicos! ¡Pórtense bien con la tía!- gritó Allison desde el auto, que rápidamente empezó a andar.

En la puerta estaban Danna y Alex con un bebé en brazos cada uno.

-¿Cuándo nuestra palabra dejó de tener validez?- inquirió Alex.

-No lo sé, cariño, no lo sé- dijo Danna resignada -Juro que me vengaré. ¡A ver mocosos, quiero orden!- gritó.

Los niños más grandes corrieron a donde estaba la comida y los dulces.

-Mis nachos- lloriqueó Danna -¿Qué se supone que vamos a hacer?

-No lo sé, linda. No sé como atender a un niño, mucho menos cinco.

Caminaron con los bebés hasta la sala, Danna decidió acostar a Dereck, de dos meses y el cual estaba dormido, en una cuna improvisada.

-Bien, ¿qué hacen ustedes cuando están con la abuela?, de hecho, ¿por qué no están con la abuela.- preguntó Danna.

-La abuela Sara se fue de día de chicas con la abuela Carla- contestó Austin.

-Interesante. Entonces decidieron venir a perturbar la paz de la tía Danna, ¿verdad?

-Tía Dan, te queremos mucho y queríamos pasar tiempo contigo- respondió Audrey.

-A otro perro con ese hueso, bebé- la mayor rodó los ojos.

-Cuando estamos con la abuela ella hace pasteles y galletas- agregó Ryan en su raro idioma de un niño de dos años.

-Olvida eso campeón, Danna y cocina no va bien en la misma oración- dijo Alex.

-¡Oye!- lo regañó la mencionada -Que preparo unas palomitas de maíz que te jodes- anunció con orgullo.

Alex negó con la cabeza.

-¿Qué es que te jodes?- preguntó Audrey.

-Es una palabra que si la dices y te escucha tu madre, muere la tía Dan. ¿Quieres que eso pase?

-No- susurró la niña asustada.

-Danna, sin traumas, solo llevan cinco minutos aquí- la reprendió su esposo -¿Qué tal si vemos una película?

-¡Sí!- gritaron los tres.

-Vamos a ver Grandes Héroes- eligió Austin.

-No por favor, películas de niños no- se quejó Danna mientras Alex ponía la película.

Y todos se pusieron a verla acomodados en el sofá.

*******

-No es justo, no es justo- lloró Danna en las piernas de Audrey -No podía morir su hermano, no podía, no es justo. El niño se quedó solito, sin su hermano, eso es cruel- sollozó afectada.

-Tranquila, tía Dan, al final Hiro fue feliz y eso es lo importante, era lo que quería su hermano mayor- la consoló la niña.

Alex veía la escena mientras alimentaba a Ella, la bebé de Allison. Estaba a punto de explotar en carcajadas. Y es que la imagen era graciosa: una mujer adulta de veintiséis años llorando a mares por una película infantil, siendo consolada por una niña de siete años.

-Supéralo, Dan- se burló él.

-¡No!, nunca, eso se quedará grabado aquí- se tocó el pecho.

-¡Dios!, a veces me pregunto que vi en ti mujer- rodó los ojos.

-Pues lo fabulosa que soy- dijo moviendo su pelo, tenía la cara toda roja por el llanto.

-Seguro. Esos ojos hinchados y rojos son maravillosos. Imposible no enamorarse de ellos- dijo su marido con sarcasmo.

-Cretino- murmuró.

-¿Qué es cretino?- preguntó Austin.

-Otra palabra que si dicen, se muere la tía Danna- la castaña hizo pucheros.

-No te preocupes, no la diremos, no queremos que te mueras tía Dan.

-Buen chico.

-Tía Dan, ¿cómo se conocieron tú y mi tío Alex?- preguntó una curiosa Audrey.

-Oh, eso fue muy divertido- dijo Alex sonriendo.

-No lo fue- Danna lo fulminó con la mirada.

Amor y Dolor IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora