Capítulo 14/III

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-Alex- lo llamó -Amor. Cariño- nada -¡Alexander Clark!- gritó y un dolor le recorrió el vientre bajo al mismo tiempo que Alex se sobresaltaba -¡Maldita sea!, me duele- se quejó, y en ese instante se percató de que no estaba su vientre -¿Mis bebés?, ¡¿Dónde están?!- gritó.

-Tienes que calmarte, Danna, ellos están bien- la sostuvo por los hombros y ella lo miró con los ojos llorosos.

-¿Cómo pueden estar bien?, no estaban listos para nacer.

-Están bien, cree en mí por favor- ella asintió y respiró hondo -Están en una incubadora. Pronto los podrás ver, pero debes estar tranquila o se te puede saltar un punto.

-Odio esto, no quería que me abrieran a la mitad- hizo un puchero -Ahora voy a tener una marca.

-Era la única forma de salvar a nuestros hijos. Vale la pena- besó su mano -Ahora dime cómo te sientes.

-Bien, dentro de lo que cabe. ¿Cómo son?, ¿los has visto?- preguntó ansiosa.

-Son preciosos y muy pequeñitos- sonrió con melancolía.

-¿Qué pasa?, dime Alex, no te quedes callado- le advirtió.

-Están muy débiles. Puede que...- lo interrumpió.

-Mejor cállate, no digas nada- levantó su mano y acarició la mejilla de su esposo -¿Cómo estás tú?

-Aliviado. Pensé que te perdería.

-Nah, tienes Danna por toda una vida- le sonrió -¿Cuándo podré verlos?

-Estaban esperando que despertaras. Dicen que el calor de los padres ayuda a la recuperación.

-¿Qué hora es?- él miró su reloj.

-Es medio día.

Alex suspiró aliviado por verla despierta y le dio un suave beso en los labios. Fueron interrumpidos por el sonido de la puerta.

-¡Ya despertaste!- exclamó Sara. Se acercó a ella y besó su frente.

Detrás de ella entraron Jayden, Zoey, Allison y Justin.

-Danna- Justin se acercó a ella y la abrazó -Estaba muy preocupado.

-Estoy bien. Solo quiero ver a mis bebés.

-Yo también, pero no me dejan. Solo pueden entrar los padres- Zoey se cruzó de brazos -No es justo.

Danna estaba muy bien de salud, una enfermera había entrado y la examinó determinando que estaba bien y que duraría dos días más ingresada. Ella se negó pero esa eran las leyes del hospital para las mujeres con cesáreas. Dos horas más tarde la fueron a buscar para ver a sus pequeños.

-No estés nerviosa o le vas a transmitir eso a los niños- dijo Alex tomando su mano.

Ella iba en una silla de ruedas ayudada por una enfermera.

-No lo puedo evitar- apretó la mano de su esposo.

Llegaron a la sala de neonatos y los nervios de Danna incrementaron.

-Por órdenes de la doctora Keller, los niños fueron puestos uno al lado del otro. Aún no pueden estar juntos, pero pronto lo harán- ambos asintieron ante las palabras de la enfermera.

La mujer la acercó a una incubadora con un bebé pequeñito. Danna tapó su boca sorprendida y para acallar sus sollozos. Ese era su bebé, se veía frágil y delicado. La enfermera lo sacó de la incubadora aún con todo los aparatos conectados. Alex la ayudó a descubrir su pecho para colocar al bebé piel con piel.

Amor y Dolor IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora