Amor y Dolor I

Capítulo 6/III

Dos meses después...

-¡Alex!, ¡Ya está el desayuno!

Este gruñó al escuchar el grito de su esposa. Todo lo decía gritando. El día anterior fue ajetreado en el consultorio, habían muchos pacientes enfermos por un virus de vómitos y diarrea.

Con pesadez se levantó de la mullida cama para prepararse para un nuevo día de consultas. Cuando ya estaba listo se dirigió a la cocina para desayunar. Encontró a Danna bailando.

-Buenos días, Dan Dan.

Esta se giró con un plato de huevos revueltos con tocino en la mano, el olor de la comida llegó a la nariz de Alex provocándole náuseas. Puso la mano en su boca.

-Bue...- Danna dejó las palabra incompletas al ver a su esposo correr.

Sin pensarlo dos veces lo siguió para encontrarlo con la cabeza metida en el inodoro. Puso cara de asco.

-¡Oye!, ya sé que soy un asco cocinando pero no es para tanto.

Alex no podía hablar por las arcadas y Danna se acercó para sobar su espalda. Cuando por fin se calmó se sentó en el piso a esperar que bajara su ritmo cardíaco.

-¿Cómo te sientes?

-Mal, pero creo saber que tengo.

-No puede ser, ¿estás embarazado?- Danna abrió los ojos como platos y cubrió su boca con ambas manos fingiendo sorpresa.

Alex la miró fijamente y simplemente la ignoró. Se levantó del piso y salió a la cocina.

-Quita esos huevos de mi vista, comeré cereales.

-Como ordene el mandón- rodó los ojos -¿Irás a chequearte?

-Creo que sí- recibió el tazón de cereales que le tendió su esposa.

-Es irónico, ¿no? Un doctor tiene que ir al hospital para ser atendido- se burló -Épico.

-Danna, ¿acaso no puedes ser una esposa normal? De esas que preparan una infusión para el malestar y te hacen mimos- se quejó con ella.

-No, y para que no digas nada te acompañaré al hospital.

***

-¿Desde cuando tienes estos malestares, Alexander?- preguntó el doctor entrecerrando los ojos.

-La verdad que las nauseas son desde hace días, en las mañanas cuando voy a desayunar- murmuró pensativo -Pero hoy ha llegado más lejos. Creo que es el virus, me he contagiado.

-Tus exámenes dicen lo contrario, estás en perfecta salud.

-Ya le dije yo que está embarazado, ¿no salió en la prueba de sangre?- dijo Danna.

-No. Pero me has dado una idea- llamó a una enfermera por el intercomunicador.

-¿Cuál?- preguntó la chica.

En eso entró la ayudante de el doctor y habló en susurros con él.

-Danna, acompaña a Mey para que te hagan una prueba de embarazo.

-¿Qué?, ¿y por qué a mi?, Alex es quien está con sus malestares. Yo estoy perfecta- habló rápidamente mientras la enfermera la sacaba del consultorio.

-¿Que pasó aquí, Frank?- cuestionó Alex confundido.

-Amigo- suspiró -Existen mitos extraños que dicen que el esposo o pareja de la mujer puede tener los síntomas por ella. Créeme, he visto varios hombres venir aquí así.