Capítulo 2/IV

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Katie caminó con rapidez hasta el complejo de apartamentos donde vivía. Eran las seis de la tarde y Amy debía estar esperándola. Subió al tercer piso y tocó una puerta. Una señora de unos cincuenta años la recibió con una cálida sonrisa.

–Hola, señora Taylor, ¿cómo está?– le sonrió.

–Muy bien querida. Amy, cariño, te busca tu tía– levantó un poco la voz.

–¿Se ha portado bien?

–Sabes que sí. Amy es una niña muy tranquila– la pequeña salió corriendo y se encontró con su tía.

–Hola, tía Kat– sonrió y se puso de puntitas para besarla.

–¿Cómo está mi sobrina favorita?– se agachó para besar sus labios, la niña rió.

–Soy tu única sobrina, tía.

–Tienes razón– la tomó en brazos –¡Jesús!, sí que pesas– hizo una mueca y la dejó en el suelo nuevamente –Señora Taylor, mañana le tengo la paga.

–No te preocupes, Katie, te he dicho que no es necesario, Amy es una compañía más que un trabajo– Katie asintió.

–De todas maneras, nos vemos mañana– se despidió.

–Adiós, señora Taylor– Amy la besó en la mejilla.

–Adiós, linda.

La señora Taylor cuidaba de Amy en las tardes, la pasaba a buscar al colegio y se quedaba con ella hasta las seis o siete de la tarde.

Ambas subieron las escaleras hasta el piso siguiente donde estaba su hogar. Katie dejó su bolso en el mueble de la sala junto a la mochila de Amy.

–Tengo hambre– anunció la niña.

–Yo también, ¿pedimos pizza? No quiero cocinar– hizo puchero.

–¡Sí!– Amy gritó alzando sus brazos –¡Amo la pizza!, ¡que sea de pepperoni! ¡Me iré a bañar!– siguió gritando mientras corría por el pasillo a su habitación.

Katie se quedó con el ceño fruncido, mirando por donde desapareció.

Esa niña está pasando mucho tiempo conmigo, se rió.

Mientras caminaba a su habitación recibió un mensaje de texto de un número desconocido. Tomó su móvil y lo leyó.

Hola lindaaaa, adivina quién soy.

Ella sonrió, sabía perfectamente quien era. Tecleó con una mueca divertida en su rostro.

•¿Será una castaña sin filtro que conocí hoy?

La misma. ¿Qué tal si para comenzar nuestra amistad te invito a una fiesta?

•Ilumíname.

Mi hija mayor cumple años el sábado y lo celebraremos.

•Veré si puedo asistir. Más tarde te escribo.

Está bien, Kat.

Después de enviar el mensaje, la agregó a los contactos como Dan.

Se bañó y se puso ropa cómoda, salió a la sala de estar y allí estaba Amy haciendo la tarea. Ella tomó el teléfono de la casa y marcó para pedir la pizza.

–Ya está, en veinte minutos tenemos una calórica pizza en nuestra mesa– se dirigió a su sobrina –¿Necesitas ayuda?

–Sí, ayúdame con unas restas– hizo un puchero –Aún no las aprendo.

Amor y Dolor IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora