1. El inicio

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POV Lily Luna Potter:

Ser la pequeña de la familia Weasley era guay, me gustaba, siempre tenía algún que otro regalo por quedarme la última. ¿El problema? Ver como todos se iban a Hogwarts sin mí.

A Hugo le había llegado su admisión hacía apenas un par de días y, como siempre se había hecho, estábamos celebrándolo en una gran comida familiar en la madriguera, aprovechando también para despedir a todos aquellos que, dentro de poco, partirían hacia la escuela de magia.

Era tradición unirnos todos en una larga mesa llena de comida de la abuela Molly, disfrutando del poco verano que quedaba juntos.

Suspiré triste.

-          ¿Qué le pasa a mi Lilu? - Ted se sentó a mi lado, sonriéndoles a los que se estaban por allí.

-          Esto es raro - susurré bajito.

Teddy me miró con comprensión, sonriendo pequeño antes de acariciar mi morena melena.

- ¿Por qué? - bebió un poco de mi mismo vaso.

-          No lo sé - me encogí de hombros. - Estoy contenta por Hugo, irá a Hogwarts de una vez, pero también me siento triste - lo miré a los ojos. - Él y yo somos del mismo año y no me gusta que, por ser de diciembre, tenga que perderme esta experiencia con él - Teddy sonrió. - No es justo que nos separen.

-          Es una mierda - asintió sin apartar la mirada. - Sé que Alice, Hugo y tú sois los mejores amigos del mundo, pero piensa que conocerás a mucha más gente el año que viene.

- Pero hubiéramos estado de maravilla los tres juntos.

- Lo sé, pero no podemos escoger cuando nacer.

- Supongo que no - suspiré triste.

- Te propongo algo - lo miré con los labios apretados. - ¿Qué te parece si vengo todos los días a cenar a casa? Ya sabes, para hacer cosas juntos y pensar en todo lo que podrás hacer dentro de un año en Hogwarts.

- ¿Qué? - mis ojos se abrieron.

- Solo si tú quieres, por supuesto.

- Teddy - susurré sin creérmelo. ¿Había escuchado bien? ¿Ted, mi Teddy, vendría a casa todos los días para planear mi entrada en Hogwarts? - ¿De verdad?

- Claro - sonrió más grande. - Hogwarts es una experiencia única, Lilu, y quiero que te salga una sonrisa siempre que pienses en ese lugar. Esa carita triste no quiero verla más.

- Teddy.

Me levanté de la silla con rapidez, yendo directa a sus brazos, dándole un enorme abrazo para transmitirle todo lo que no podía decir con palabras.

- ¡Gracias! - grité fuerte. - ¡Eres el mejor del mundo!

Besé su mejilla con fuerza, notando una descarga eléctrica invadir todo mi cuerpo. Todo se volvió negro de repente.

·oOo·

Ted y yo nos encontrábamos en una habitación de San Mungo desde hacía ya un par de horas. Estaba un poco cansada de todo, los sanadores no paraban de hacernos controles, anotando cosas en sus libretas mientras hablaban entre ellos de cosas que no entendía.

La habitación era grande, con paredes y suelo blancos. A su derecha había una mesa con sillas y, a la izquierda, se encontraban los sanadores y enfermeras; nosotros estábamos en el medio.

- ¿Crees que papá y mamá estarán por aquí?

Estábamos sentados en una cama de hospital más grande de lo común, Ted me abrazaba con dulzura, acariciando mi cabello para calmar mis nervios.

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