Empremta

26. Hogsmeade

Esa noche me costó una barbaridad conciliar el sueño, estuve pensado durante horas la conversación que había tenido con Scorpius. ¿A quién se le ocurre decir una mentida como esa? ¿Y si ahora Lorcan ya había quedado con alguien? Quedaría como una estúpida y una mentirosa.

Además, cuando por fin el sueño venció, la pesadilla que había tenido durante la clase particular hacía pocas horas, se repetía en mi cabeza haciendo que, al levantarme de la cama, mi cara luciera igual a la de un oso panda.

- Uou, - gritó Alice al verme – no has dormido muy bien, ¿verdad? – me miré a mi mejor amiga seriamente sin pronunciar palabra. – No hace falta que respondas, ¿cómo fue ayer?

Le conté todo lo sucedido desde que salí del gran comedor hasta que regresé a nuestro dormitorio mientras nos cambiamos.

- Siento mucho lo de la pesadilla – cogimos las maletas saliendo de los dormitorios. – Despiértame si te vuelve a pasar, dormiremos juntas, ¿vale?

- Eres la mejor – la abracé mientras bajábamos por las escaleras.

- Vamos a hablar de lo más importante – carraspeó un poco haciéndome enrojecer. – ¿Por qué le dijiste eso a Scorpius?

- Porqué soy estúpida – fruncí el ceño.

- ¿Por qué te dices estúpida? – preguntó Hugo sorprendido.

- Scorpius le pidió ir a Hogsmeade juntos el sábado que viene, pero ella le dijo que iría con Lorcan – contó rápidamente Alice.

- ¿Pero vosotras no teníais que ir juntas y socorrerme si era necesario? – preguntó mientras frenaba en seco al salir por el retrato.

- Yo lo haré igualmente – le aseguré. – Le contaré todo a Lorcan, es un buen tío y seguro que lo entiende.

- ¿Querías poner a Scorpius celoso? – preguntó Hugo frunciendo el ceño.

- ¡Por supuesto que no! – le grité a Hugo golpeando su hombro. - ¿Cuál sería el motivo para ponerle celoso? Además, es Lorcan, un amigo de toda la vida.

- La verdad es que lo parece un poco – comentó Alice. – Si le hubieras dicho que ibas conmigo y, como estas haciendo ahora, tú me dices que no quieres ir con él...

- Ella le hubiera dicho que se buscara otro día para hablar contigo – acabó Hugo.

- ¿Por qué creéis que no estoy en Ravenclaw? – rodé los ojos. 

- Por situaciones como estas, supongo – Hugo empezó a caminar. – Ahora Alice va a ir sola a Hogsmeade.

- Lo siento mucho – miré a Alice apenada. – Puedo ir contigo y ya, no creo que Malfoy se percate de nada.

- ¡Por supuesto que no! Vas a buscar a Scamander y le preguntaras si podéis ir juntos – sentenció Alice.

- Lo siento – repetí.

Desayunamos tranquilamente en nuestra mesa del gran comedor, donde le conté a Hugo la experiencia vivida durante la primera clase particular de la noche anterior. Una vez terminamos con el desayuno, nos dirigimos al lavabo para limpiarnos los dientes y dirigirnos a nuestra primera clase del día: transformaciones.

Fue sumamente interesante, la profesora Brown nos habló sobre los animagos durante toda la hora y media que duraba la clase. Al acabar, nos pidió que resumiéramos lo aprendido en clase en un pergamino de, mínimo, dos palmos y se lo entregásemos en la próxima clase.

- ¿Sabéis? – dijo Hugo mientras caminábamos hacia nuestra próxima clase. – Creo que el viernes es el mejor día.

- ¿De verdad? – preguntó incrédula Alice. - ¿Porqué?