4. Onda de calor

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Estaban a punto de llegar las vacaciones de navidad en Hogwarts y el castillo estaba decorado en su honor. Me encantaba, era todo precioso, caminar por los fríos pasillos de la escuela, notando la alegría y emoción que brotaban en esas épocas del año.

El problema eran las tareas que debíamos hacer. Los profesores se habían pasado, mucho, en cada una de las asignaturas, provocando que los estudiantes estuviéramos más agobiados de lo necesario. 

Hugo, Alice y yo nos solíamos pasar los fines de semana en la biblioteca siempre que no había partido. Y ese día no era la excepción, estuvimos toda la tarde entre libros, saliendo de esas paredes a la hora de cenar.

McGonagall había sido muy clara conmigo y para nada quería repetir curso ahora que sabía lo que significaba estudiar en Hogwarts con mis mejores amigos. 

Llegamos al gran comedor hablando sobre transformaciones, sentándonos junto a James, Fred y Louis en nuestra mesa.

- Um pco ms y os qdis sn cmida – dijo James Potter cuando me senté delante de él.

- Con todo lo que tienes en la boca, no te lo negaré – contestó Alice acercándole una servilleta con cara de asco.

- Tranquila Alice, te acostumbraras con el tiempo – dijo Hugo mientras se servía la comida en su plato con una sonrisa.

- Al final lo encontraras romántico y todo - se burló Louis. 

Los seis hablamos durante toda la comida sobre las tácticas que James quería introducir en el equipo de quidditch de Gryffindor, ya que, al ser el nuevo capitán, debía planificar las estrategias para poder ganar la copa a final de curso.

Cuando llegaron los postres, Dominique  me sorprendió abrazándome fuerte por la espalda.

- Feliz cumpleaños, pequeñaja. Sé que es muy tarde y debo ser la última, pero nunca me olvidaría de ti. ¡Ya tienes los 11!

Me levanté rápidamente para abrazar con todas mis fuerzas a mi prima. 

- ¿Hoy es 11 de diciembre? – preguntó James en un susurro.

- Teníamos tanta faena... No me di cuenta de que era hoy... – la voz de Alice se iba rompiendo por momentos.

- No os preocupes, chicos – dije sentándome en la mesa con una sonrisa, dejando un espacio para Dominique. – Todos estábamos muy ocupados con las tareas que nos han puesto, además del quidditch - les sonreí.

- Su propio hermano mayor... ¡Eso es un ultraje, un escándalo! - Dominique puso una mano en la frente como si se desmayara.

- ¡Dom! No seas mala – le tapé la boca con la mano y las dos nos pusimos a reír. 

James pasó por encima de la mesa sin miramientos, llegando a mí para abrazarme con ternura.

- Lo siento mucho Lil', de verdad.

- Ems', no te preocupes. Te quiero igual.

- Yo también te quiero, enana.

- ¡Lily!

Alzamos la vista al oír la voz. Teddy estaba en la puerta del gran comedor, un poco sofocado y con el pelo revuelto. Me levanté con una gran sonrisa mientras veía como se acercaba a mí corriendo. 

Me levantó en brazos dándome vueltas. 

- ¡Feliz cumpleaños, Luna! – Ted dejó de girar y se sentó, conmigo en el regazo, entre James y Dominique. – Tengo una cosa para ti.

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