43. Elegidos

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La mañana siguiente me levanté temprano para ducharme antes de ir al comedor de la escuela Koldovstoretz a desayunar junto a Hugo y Alice. La comida era bastante diferente a la nuestra y, aunque estaba rica, prefería la de Hogwarts (era más dulce).

Cuando estábamos a punto de acabar, Scorpius, Albus y Michael se unieron a nosotros.

- ¿Qué os toca? – preguntó Booth.

- Cuidado de las Criaturas Mágicas – respondí antes de beber un poco de agua. - ¿Vosotros?

- Aritmancia – el chico de ojos marrones oscuros me miró pudiendo observar unas ojeras debajo de sus ojos.

- ¿No has dormido bien? – reí.

- Necesito dormir mis siete horas diarias, Potter – bufó. – Hoy he dormido cuatro como mucho.

- Pobrecito – me burlé arrugando la nariz. - ¿Y a vosotros?

- Estudios muggles – refunfuñaron.

- Por cierto, ¿vais a tirar vuestro nombre al fuego?

- Esta tarde queremos ir – dijo Scorpius con una sonrisa tierna. – Iremos los cinco de Hogwarts juntos.

- Bien echo – sonreí orgullosa. – ¿Cómo os fue ayer con el mentor?

- Bien, aunque los Potter habéis tenido suerte y os han tocado los más guapos - contestó Booth. 

- ¿Qué quieres decir? – pregunté divertida mirando a mi hermano azabache.

- No me van los hombres, pero el tuyo no está nada mal – susurró acercándose un poco más a nosotros para poder hablar bajito. – Y la de Albus está tremenda: rubia, alta, delgadita y una cara tan bonita que seguramente tiene descendencia de ángel. El mío es bastante gruñón y gordo.

- Lo importante es que sea buena persona y te resuelva las dudas que tengas sobre el colegio, ¿no? – intenté no reír.

- Si a eso le añades que podría alegrarme la vista, sería perfecto – Booth me apuntaba con el tenedor. – Sé que tu hermano está aquí y es su deber decírtelo, pero ya que no lo hace, lo haré yo: recuerda que siempre tienes que hacerlo con protección.

- Eres tonto – reí mientras me ponía de pie. – Puedes estar tranquilo que, si sucede, llevaré a cabo tu consejo.

- Puedo enseñarte un poco sobre el tema, si lo deseas.

- ¿Te puedes callar? – Albus lo miró con el ceño fruncido. – Es mi hermana.

- Solo le he ofrecido mi ayuda, amigo.

- Tranquilo, Lily no necesita la ayuda de nadie para esos temas – Scorpius comía tranquilo.

- La necesito, una no nace aprendida, – el último en hablar me miró sorprendido – pero soy muy selectiva.

Le guiñé el ojo antes de empezar a caminar hacia la puerta.

- ¿A dónde vas? – gritó Hugo levantándose, haciéndome girar.

- Con Mark.

- ¡Protección, Potter! – gritó Michael ganándose dos collejas por parte de mi hermano y novio mientras mis mejores amigos reían. 

Salí por la gran puerta encontrando a Mark junto a unos amigos hablando divertidos.

- Hola – todos dejaron de reír mirándome seriamente. – Solo quería decirte que mis amigos saben ir hasta la clase que tenemos ahora – sonreí nerviosa. – Si quieres puedes ir con tus amigos y nos encontramos después de encantamientos para que me enseñes el colegio.

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