El primer partido de quidditch se celebró enfrentando Slytherin contra Hufflepuff el segundo sábado de noviembre y, como grandes seguidores del deporte, fuimos a verlo tomándonos un merecido descanso de los estudios. Siendo sincera, no fue un partido muy emocionante, ya que la casa de las serpientes tomó ventaja desde el minuto uno y, finalmente, ganaron con una gran diferencia.
El día siguiente, nos levantamos temprano para ir a desayunar y dirigirnos a la biblioteca siguiendo nuestro plan de estudios, pero al llegar en el gran comedor, nos sorprendió la cantidad de gente que había.
- Hoy se van a Hogsmeade – dijo Hugo con desanimo.
Todos los alumnos de tercero y superiores, si entregaban la autorización signada a principio de curso, podían hacer visitas programadas al único pueblo íntegramente mágico que quedaba en Gran Bretaña.
- Cierto, no lo recordaba – contesté. – Voy a pedirle a James que me compre pergaminos, se me están acabando.
Después de desayunar, nos pasamos casi todo el día en la biblioteca, solo salimos para comer y realmente empezaba a estar bastante ofuscada con el temario de Historia de la Magia.
- Chicos, lo siento, necesito un descanso – dije mientras recogía la mesa, tenía que salir de la biblioteca.
- ¿Te vas? – preguntó Alice sin levantar los ojos de su pergamino.
- Sí, necesito hacer algo que no sea estudiar.
- ¿Nos vemos para cenar? – preguntó Hugo con una media sonrisa.
- De acuerdo – me levanté y coloqué la silla en su sitio. – Estoy harta de la asamblea medieval de magos de Europa y la convención internacional de brujos de 1289, es una mierda.
Esa última frase provocó una risa baja en mis amigos, haciendo que la bibliotecaria nos mirara con el ceño muy fruncido. Sin intención de oír sus quejas, me fui hacía la torre de astronomía, uno de mis lugares favoritos en el castillo para pensar y relajarme durante las horas no lectivas.
Las vistas desde allí eran impresionantes y, aunque el sol me deslumbraba, fui directa a la barandilla para respirar el fresco aire de invierno.
No recordaba la última vez que vine a este sitio; durante todo este curso se me había hecho casi imposible a causa de las tareas o entrenamientos, pero en ese mismo instante, me prometí a mí misma venir una vez al mes mínimo.
Necesitaba tiempo para pensar, para mí sola, sin que nadie pudiera interrumpir mis pensamientos y poder ver la puesta de sol tranquilamente dando paso a un cielo estrellado digno de admirar.
- Te vas a resfriar – me sobresalté al oír esa voz tan grave y ronca.
Me giré despacio y pude ver al mejor amigo de mi hermano azabache sentado en el escalón inferior del telescopio.
- Me has asustado – dije poniéndome la mano en el pecho. – No te he oído entrar.
- He llegado antes que tú – Scorpius no levantó la vista en ningún momento, la tenía fija en una carta entre sus manos. – Te vas a resfriar, deberías ponerte el abrigo Lily.
- Lo siento – dije en un susurro.
Me encantaba sentir el aire frío golpearme el cuerpo. Por esa razón, siempre subía a la torre de astronomía sin abrigo; era por un pequeño momento, ya que llevaba la ropa necesaria para poder pasar horas contemplando el paisaje sin tener frío.
Cogí la ropa que había tirado al suelo a mi llegada y me dirigí hacia el rubio platino mientras me ponía el abrigo, el gorro y los guantes.
- ¿Por qué te disculpas? – preguntó con el mismo tono de voz sin levantar la vista mientras me sentaba a su lado.
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Empremta
FanfictionObligados a llevar una vida paralela, Lily y Teddy se enfrentarán a distintas situaciones acompañados por su familia y amigos. La maldición Empremta recae sobre ellos y deben aprender a convivir todos juntos. La historia de la tercera generación qu...