57. Lo siento

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POV Lily Luna Potter:

Mi respiración estaba agitada, con los ojos y mejillas llenos de lágrimas. Tenía el cuerpo de Ted a mi derecha, dormido, con los dientes apretados del dolor recibido. A la izquierda estaba el cuerpo inerte de Lorcan, mi amigo Lorcan.

La voz de mi padre fue la primera en hablar después de todo. Hizo entrar a los aurores, comunicándoles como debían proceder con todos los sujetos mientras él se quedaba con nosotros.

- Albus, ¿estás bien? – no oí la respuesta.

- Tendríamos que... 

- Hermione, te irás con Albus al ministerio – unos segundos de silencio. – Tenemos que hablar con mucha gente.

- Sí – otros segundos de silencio.

- Yo me encargo, tranquila - silencio. - Ginny, cariño, ven.

Unos pasos se oyeron, se acercaban a mí. Vi las piernas de Dominique arrodillarse al lado de Ted mientras él intentaba calmar la respiración.

- Lily – la voz de James estaba rota. – Enana.

- Siento todo esto – susurré.

Volví a mirar a Ted, seguido de Lorcan. Suspiré un par de veces antes de estirarme en el suelo mientras cogía la mano de Lorcan y cerraba los ojos para descansar.

·oOo·

Estuve doce horas haciéndome pruebas y más pruebas, además de conectar con Ted durante más de una hora por petición exprés de nuestro sanador y declarar al lado de un abogado y un auror.

A mi Empremta le había costado bastante tiempo despertar desde el incidente. El sanador Wrif y la señora Layna me dijeron que estaba bien, que solo necesitaba descansar, que el cuerpo se estaba equilibrando y tragando el dolor. 

Fue una de las sensaciones más raras que había vivido, una conexión con Ted dormido no era ni la mitad de gratificante de lo habitual.

Después de recibir el alta médica, me senté en el sillón de la habitación de mi primo Veela. Fue Ted quién vino a conectar el día siguiente en esa misma habitación, comentándome que se irían a casa junto a Dom, pidiéndome que fuera a verlos lo antes posible.

Bill estaba en casa de su hija, dejándome un poco de espacio junto a Louis. Los sanadores nos habían explicado que se encontraba en perfectas condiciones, me contaron el posible problema que habría entre él y yo a partir de ese instante, además de asegurarnos de que despertaría pronto, pudiendo conseguir el alta en el momento que ocurriera.

- Buenos días – Louis abrió los ojos con pesar, parpadeando varias veces para habituarse a la luz.

- ¿Cómo te encuentras?

- Bien, creo – se incorporó un poco.

- No deberías moverte tan rápido – me coloqué a su lado. – Estás débil.

- Me estoy meando, Lily.

- Puedo traerte un...

- No mearé en una de esas cosas - negó. - Si me ayudas, me veo capaz de ir al baño.

- Te ayudo.

Se sentó con las piernas colgando, apoyando su frente en mi hombro izquierdo mientras bufaba con una sonrisa.

- Parece que una colonia de centauros me haya pasado por encima – rio.

- No deberías moverte tan deprisa; deberías esperar a los sanadores – nos miramos a los ojos. – Puedo llamar a una enfermera o al sanador, de verdad.

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