Empremta

23. Nuevo curso

Sabía que ese año iba a ser completamente diferente al resto: Dominique no estaría en la escuela y, para mí, sería difícil no verla por los pasillos, desayunar juntas de tanto en tanto o simplemente charlar con ella acabando siempre en un entreno particular de quidditch.

Me alegraba mucho por ella, ya que empezaba como cazadora en el mismo equipo que jugó Ginny y, además, podía mantener una relación de pareja sin ocultaciones con Ted. Sabía perfectamente que sería muy difícil para ellos contárselo a Fleur o Victoire, pero me prometieron que me lo contarían todo el mismo día que pasase.

Después de la llegada de los nuevos estudiantes, la selección y las palabras de la directora McGonagall, el banquete se hizo presente encima de cada mesa; estaba hambrienta, así que empecé a devorar sin pensármelo dos veces. 

- Lil', – dijo Frank tragándose con dificultad todo lo que tenía en la boca - ¿ya has escogido las asignaturas de este año?

- Sí, Minerva vino antes de irnos de vacaciones a casa para preguntármelas – contesté con una sonrisa.

- ¿Cules hs scogio? – preguntó Fred con la boca llena.

- Cuidado de las criaturas mágicas, estudio de ruinas antiguas y aritmancia.

- ¿No has escogido adivinación? – preguntó sorprendido Hugo.

- No me gusta adivinación.

- Bah, - Hugo frunció el ceño – ninguna de las dos hace adivinación, voy a estar solo con la profesora Trelawney.

- Te deseo mucha suerte, hermanito – le contestó Rose con una sonrisa malvada.

- ¿Cuáles habéis cogido vosotros? – preguntó James a Hugo y Alice.

- Adivinación, cuidado de las criaturas mágicas y estudio de ruinas antiguas – respondió Hugo antes de seguir comiendo.

- Las dos últimas de Hugo y estudios muggles – contestó Alice con una sonrisa. – Quiero aprender mucho más de su mundo, me interesa bastante.

- Yo podría enseñarte el mundo muggle si alguna vez lo quisieras – dijo James sin mirarse a la chica Longbottom.

- Muchas gracias, lo tendré en cuenta – le contestó con una sonrisa.

Acabamos de cenar hablando de temas diversos como las vacaciones, el quidditch y alguna de las bromas que habían pensado los nuevos Merodeadores para este curso.

Una vez terminado, me fui a la habitación para escribirles una carta a mis padres, como era costumbre en la primera noche de colegio.

·oOo·

Alice y yo nos levantamos temprano el primer día de clases, ya que los prefectos y jefe de nuestra casa nos repartirían el horario escolar durante el desayuno y, sinceramente, queríamos ser de las primeras en llegar.

Una vez en la sala común, nos encontramos a Hugo esperándonos en una de las butacas cerca de la ventana.

- ¿Preparadas para empezar las clases? – preguntó levantándose cogiendo su maleta.

- Por supuesto – dijo Alice con una sonrisa.

Llegamos al gran comedor entre risas; había echado mucho de menos a Alice durante las vacaciones y necesitábamos, los tres, ponernos al día de todo lo sucedido.

Empezamos a desayunar en medio de la mesa de los leones y, una vez terminado, el profesor Longbottom, jefe de nuestra casa, se sentó a nuestro lado.

- Buenos días, chicos. Aquí están vuestros horarios – nos entregó un pergamino a cada uno. – Leerlo, si tenéis cualquier duda me lo preguntáis.