McGonagall no nos dejó descansar ni un minuto más: nos obligó a estudiar las asignaturas que hubiéramos tenido por la mañana y, después de comer, practicamos la entrada que debíamos realizar cuando llegásemos mientras Ted se reía un poco de nosotros.
Cuando entráramos en su comedor (muy parecido al nuestro según la directora), cuatro de nosotros lanzarían unos conjuros para que salieran las representaciones de los animales de nuestras cuatro casas mientras andábamos cantando nuestro himno a coro sin desafinar y, finalmente, los cuatro animalitos se unirían en nuestras cabezas formando el escudo de nuestra escuela.
- Bueno, - Minerva nos miraba a todos después de enseñarnos dichos hechizos – ya he visto quienes sois los que realizáis mejor el conjuro. Albus, tú harás la serpiente; Lily, el león; Lyscander el tejón y Michael el águila.
- Pero yo soy de Gryffindor – se quejó el último.
- No me importa de cual casa seáis, he escogido las personas que se le ha dado mejor el hechizo.
- Yo puedo quedarme el águila – murmuré. – No me importa.
- Gracias, Potter.
Le sonreí antes de empezar, otra vez, con el ensayo de la canción. Finalmente, después de dos horas de cantar, cantar y cantar, nos fuimos con Teddy a conectar para no tenerlo que hacer después de cenar.
- Me sienta genial hacer esto – dijo bostezando mientras se estiraba en la cama de su habitación.
- Teddy – me senté a su lado. – Quería pedirte perdón.
- ¿Por qué? – abrió un ojo mirándome extrañado.
- Porque has venido por mi culpa y has dejado a Dominique y la faena...
- Vale, no hace falta que sigas – rio sentándose a mi lado. – Tengo que contarte un par de cosas nuevas.
- Di – lo miré extrañada.
- Este va a ser mi último año como auror.
- ¿Qué? – me levanté de golpe.
- Lo llevo pensando mucho tiempo y creo que lo mejor es dejarlo.
- Pero si te encanta ser auror, siempre nos lo habías dicho – me llevé las manos a la boca.
- Me gusta, no te lo voy a negar, pero es imposible poder avanzar con todo esto de la maldición y tengo claro que no quiero estar siempre con el mismo tipo de misiones, me aburren mucho.
- Lo siento – apreté los labios. – Lo siento tanto, de verdad, lo siento.
- No tienes que disculparte, Lilu – me cogió las manos.
- Si – lo miré a los ojos. – Por mi culpa has dejado una cosa que adoras; por mi culpa tienes que dejarlo Ted, ¿no lo ves? Porque tenemos que vernos todos los días.
- No es culpa tuya, Lilu, es una maldición – tiró un poco de mí para que me sentara a su lado. – No es una cosa que hemos escogido nosotros, ha pasado y ya; nos tenemos que adaptar lo mejor que podamos.
- Si yo no...
- Nada – me cortó. – La cosa es así y ya.
- Podría estudiar para ser auror y podríamos ir juntos a las misiones – dije cabizbaja. – Así no tendrías que dejarlo.
- Pero tú no quieres ser auror, Lilu.
- Me da igual, por ti lo sería.
- Pero yo no quiero que lo seas, he encontrado otras cosas que también me gustan.
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Empremta
FanfictionObligados a llevar una vida paralela, Lily y Teddy se enfrentarán a distintas situaciones acompañados por su familia y amigos. La maldición Empremta recae sobre ellos y deben aprender a convivir todos juntos. La historia de la tercera generación qu...