Una de las cosas que más me costaba en mi trabajo era entrar en según que celdas de Azkaban. Éramos seis los sanadores que realizábamos las visitas allí, nos llevábamos genial entre nosotros y, después de saber que dos de las reclusas eran mis primas, no pusieron objeción en llevarlas ellos.
Trabajar en Azkaban repercutía mucha fuerza interior, además de poseer grandes habilidades con la magia. Al estar rodeado de dementores, teníamos que realizar las consultas y/o revisiones con el patronus conjurado.
Al principio fue difícil (ese hechizo requiere mucha magia; realizar una exploración en las condiciones que teníamos que hacerlo, también), muy difícil, mi mal humor estuvo presente muchas semanas. Por suerte, ahora ya sabía combatirlo.
El problema llegó a medianos de agosto. Tuve que pedir un cambio a uno de mis compañeros para poder librar el uno de septiembre e ir a la estación de King's Cross junto a mi familia.
Suspiré un par de veces antes de entrar ese día por las oscuras puertas de la prisión.
Victoire había cogido una depresión severa por lo ocurrido en Gnosall, casi no comía ni bebía y se pasaba el día tarareando una canción infantil que nos cantaban los abuelos de pequeños.
Ella se dejó hacer, no opuso ninguna resistencia mientras la exploraba; cantaba la nana junto a ella y me sonrió.
Me pidió que la perdonase en un susurro antes de irme, que le dijese a Ted que sentía lo ocurrido y a Dominique y Louis que los quería.
- Te perdono, Victoire – sus ojos brillaron. – No voy a sacarte de aquí, pero te perdono.
Me daba pena su situación. Estaba realmente mal de salud, con una esperanza de vida de no más de seis meses. Fleur y Percy no la iban a ver; ambos habían empezado una nueva vida en Francia, lejos de todo, cambiándose el apellido por el de Delacour.
Después de un año del juicio, cuando nos enteramos de todo ese escándalo por parte de ellos, Bill empezó a visitar a Victoire. Incluso Dominique y Louis iban hasta Azkaban, aunque nunca habían conseguido superar la entrada. No los juzgaba, el sitio era espeluznante.
Lucy fue otro tema. Tuve que retenerla como a muchos de los presos que no cooperaban, aguantando sus insultos hacia mi persona, donde solamente me daba la culpa por quedarse sin Victoire.
Se había vuelto loca, completamente loca.
Audrey fue una vez a verla y ese mismo día les comunicó a los abuelos que no lo volvería a hacer. Molly no quiso hacerlo nunca.
No me hizo ninguna pena tratarla como la tuve que tratar. Los pensamientos de Lorcan se hicieron presentes al oír sus gritos que juraban que me mataría igual como lo hizo con él.
Fiché antes de irme, despidiéndome de los dos aurores que había en el lugar, dirigiéndome a San Mungo a dejar la cartera antes de ir casa con mi familia.
- Buenas noches, ama – le di la túnica con una sonrisa.
- Buenas noches, Tobby. ¿Ha llegado alguien?
- Aún no, señora Malfoy – negó el elfo. – El señor Draco está leyendo el periódico en su sillón y el señor Scorpius en la biblioteca; está muy enfadado. Los niños están en su cuarto.
- ¿Scorpius? – pregunté sorprendida.
- Sí, ama, no ha querido que Tobby se acercara para nada; le ha gritado unas cuantas veces a Tobby, pero el amo no quería comer y Tobby estaba preocupado.
- Gracias por la preocupación, Tobby – le sonreí. - ¿Sabes a qué hora estarán aquí?
- Dentro de una hora, ama.
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Empremta
ФанфикObligados a llevar una vida paralela, Lily y Teddy se enfrentarán a distintas situaciones acompañados por su familia y amigos. La maldición Empremta recae sobre ellos y deben aprender a convivir todos juntos. La historia de la tercera generación qu...