13. Nuevas normas

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Una vez en la madriguera, la abuela Molly había preparado una larga mesa (aunque no tanto como lo habitual) para todos los que nos quedábamos a comer.

- Ginny, ¿quieres comer con los chicos o te vas a esperar a los otros? – preguntó Molly acabando de preparar la mesa.

- ¿Los otros?

- Bueno, seguramente Harry, Ted y Draco querrán comer, ¿no?

- Pero no sabemos cuando llegaran mamá, comeremos con los chicos y, cuando lleguen, ya los acompañaremos.

- De acuerdo, ayúdame a llevar la comida a la mesa.

El comedor se llenó del exquisito olor de estofado de la abuela, haciéndonos correr a sentarnos para empezar con la deliciosa comida.

- ¿Sabéis que a Alice se le ha ocurrido una broma para hacer rabiar a Flich? – dijo Louis en voz baja.

- ¿Tú? – contesté sorprendida mirándola. - ¿Qué le está pasando a mi mejor amiga?

- Nada – pude ver el rubor en su cara mientras se encogía de hombros. – Solo di mi opinión.

- ¿Solo una opinión? – dijo James pasándole el brazo por los hombros. – Nos ha cambiado la visión de la broma.

- La están corrompiendo... - Albus negó con la cabeza mirando con desaprobación a los nuevos merodeadores. - No te dejes, por favor. 

Nos reímos durante el resto de la comida, intentando averiguar en qué consistía la nueva broma, pero, como siempre, no les pudimos sacar nada al respecto, ni a los merodeadores ni a Alice. 

Finalmente, al acabar, decidimos hacer un partido de quidditch en el patio de la madriguera y, mientras Alice y yo nos fuimos a cambiar de ropa, los chicos prepararon el campo con Ginny, ya que consiguieron persuadirla para que también se uniera al juego.

- Por cierto Scorp, ¿por qué no has venido conmigo en el Callejón? – escuché que decía Albus a su mejor amigo, haciéndome parar en medio de la escalera para poder seguir la conversación. - ¿No te dijo que estábamos en Sortilegios Weasley?

- ¿Qué haces, Lil'? – preguntó Alice en voz baja detrás de mí. - ¿Por qué te paras?

- Sht – le señalé con el dedo hacia Albus y Scorpius; le di a entender que quería escuchar. Ella solo me sonrió y se calló para prestar atención junto a mí.

- Me lo dijo tu madre – dijo sin mirarlo.

- ¿Y por qué no viniste? Si Lily te ha molestado, puedo hablar con ella para...

- ¡No, por Merlín! – se removió el pelo mirando a Albus con el ceño un poco fruncido. - Solo quería ir a mirar escobas y no quería molestaros a los otros.

- ¿Estás bien Scorp?

- Claro... Vamos a jugar el partido, venga.

Realmente no entendí muy bien que le pasaba a Scorpius, nunca lo había visto tan nervioso como esos días, pero esa media hora juntos en la tienda me había gustado mucho, me sentí realmente cómoda con él. 

Cuando se marcharon, le conté a Alice lo ocurrido en el Callejón y, después de pensar unos segundos, solo dijo: "Pobre, creo que ya sé por lo que está pasando". Intenté sonsacarle el significado de esa frase, pero solo me sonrió mientras se dirigía al patio trasero para empezar el partido.

Pasamos toda la tarde jugando y, finalmente, Harry, Ted y Draco aparecieron en la Madriguera con caras cansadas preparados para devorar la rica cenar de la abuela mientras el abuelo llevaba a Fred, Frank y Alice a sus respectivas casas. Por mala suerte, todo lo ocurrido en el ministerio era confidencial y no nos pudieron contar absolutamente nada al respeto.

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