46. Tercera

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POV Lily Luna Potter:

Después de esa conversación con Albus, él y Lena mantuvieron una cariñosa conversación que acabó con una ruptura amistosa por parte de los dos. Ambos eran buenas personas y estaba segura de que mantendrían la amistad en el futuro.

Ya nos encontrábamos en el tercer trimestre del curso escolar y, aunque las notas no me habían bajado para nada, las clases particulares me quitaban mucho más tiempo de lo que había imaginado. Solamente hacíamos dos clases al mes, una con Ted y la otra a solas, pero la faena que nos ponía para hacer en nuestro tiempo libre era como si hiciéramos las clases semanalmente, o más. 

En definitiva, avanzábamos al mismo ritmo que los años anteriores, pero realizando menos clases presenciales.

La idea no me desagradaba, pero este año estábamos haciendo cosas realmente difíciles: estábamos aprendiendo a comunicarnos telepáticamente, ya que tenía muchísimo más control en mi magia.

Al principio de curso era, hablando claro, una mierda. Poco a poco empezamos a decir palabras sueltas sin saber muy bien como y, finalmente, hallamos la manera de hacerlo. El problema principal era que debíamos mirarnos para conseguirlo; según Anna, en un futuro y mucha practica, lo haríamos sin.

Y en eso estábamos en ese precioso momento, sentados en la habitación de Teddy, sintiéndome cada vez más saturada por no conseguir pronunciar tres frases seguidas.

- ¿Sabes? Esto tiene que ser una cosa útil para nosotros, pero se está convirtiendo en una tortura.

- Con René lo hacíamos mejor – me miró intensamente cambiando un poco de posición. - ¿Qué te pasa?

- Nada.

- No me mientas.

- Es un tema que no puedo comentar contigo, Ted – me sinceré.

- ¿Por qué? – frunció un poco el ceño sin entender.

- Son cosas de chicas – miré mis manos tímidamente.

- Yo podría intentar resolver algunas dudas que tengas sobre eso, ¿no?

- Bueno, no creo que puedas – me mordí un poco el interior de la mejilla.

- ¿Por qué crees eso? – levanté la cabeza cuando se sentó a mi lado. – Sé bastante sobre cosas de chicas.

- Eres mi hermano, no puedo hablar de según qué cosas – susurré.

- ¿Por qué? No me importa hablar de la menstruación, Lilu.

- Porque te pondrás como un dementor, Ted – me puse de pie. - Y no es la menstruación, tranquilo. 

- Sabes que no podemos enfadarnos.

- No te puedes enfadar conmigo, pero sí con otros – murmuré mirándolo a los ojos. – Echo de menos a Dominique, necesito sus consejos - él también la echaba demasiado de menos, se lo veía en los ojos y lo transmitía en las conexiones. - Realmente no son cosas de chicas, pero no puedo hablarlo con mi hermano - asintió. - Lo siento, voy a dar una vuelta, después continuamos ¿vale?

No esperé que respondiera, cerré la puerta lo más calmadamente posible dejando un largo suspiro segundos después. Cogí la escoba de mi habitación, necesitaba desesperadamente volar, era la única manera de poder despejar mi mente permitiéndome pensar con claridad.

Las vistas que esa escuela nos ofrecía eran espectaculares: una pequeña parte del colegio encima de un lago helado rodeado de verde bosque que era cubierto por una ligera capa blanca que poco a poco se iba deshaciendo debido a la llegada del buen tiempo.

EmpremtaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora