19.- Estoy contigo. (Makia)

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Makis Prov:

Ahí estaba ella, apoyada en el ventanal, viendo hacia afuera con una taza de café en la mano, tiene las bragas puestas y su largo cabello con algunas canas asomando entre su castaña y hermosa cabellera, eran los símbolos de la cantidad de años que habían pasado y de la cantidad de años que llevábamos juntas. No dudo en levantarme para acercarme a ella a paso de pluma, posicionándome a sus espaldas para abrazarla por la cintura, mis labios quedan a la altura de su hombro desnudo, el cual no dudo en besar.

-Los niños ya no juegan en la piscina, creo que se enojaron conmigo porque les dije que si se metían en esta época se iban a resfriar - dice Natalia un tanto acongojada, miro hacia el cielo completamente despejado, para después apretar mis labios contra su hombro, volvió a suceder, está en esos momentos.

-No mi amor, los niños te aman, ellos no se pueden enojar contigo - ella resopla dejando su café de lado, mirándome directamente.

-Es que ellos no entienden que son pequeños, yo solo los quiero cuidar, Álvaro tiene tú mismo genio y se enoja con facilidad - no puedo evitar reírme, eso es algo que ella jamás olvidará, mi pésimo humor.

-Quizás debería ofenderme porque acabas de decirme malhumorada - ella solo me toma de la cintura para arrastrarme hacia su cuerpo, amarro mis manos detrás de su nuca, acariciando su largo cabello.

-No, sabes que yo te amo, con tu mal humor y todo - empieza a besarme con calma, tan suavemente como esa persona que hace cerca de 30 años atrás uní mi vida, sus manos acariciaban tiernamente mi espalda, apenas cubierta con una camiseta ancha, pero la puerta se abre dejando entrar a alguien que nos mira sorprendido.

- ¡MAMÁ! - Natalia me abraza fuertemente, intentando cubrirme y cubrirse de esos ojos.

- ¿Quién es ese chico? ¿Qué hace en mi casa? - Natalia se tensa entre mis brazos, parece querer arrojarse sobre esa persona que nos miraba anonadado desde la puerta.

-Es tu hijo bebé, es Marcos - le digo acariciando sus brazos, intentando que se calme, nunca había pasado esto, no sabía cómo podía reaccionar.

-Marcos tiene 12 años, no es él, no es mi hijo - se está alterando demasiado, siento que en cualquier momento sería capaz de salta sobre él para golpearlo, aunque probablemente se rompería la manita solo por intentarlo.

-Mi amor, no, él es Marcos, tiene 23, Álvaro ya tiene 20 y Martina ya tiene 18, recuérdalo amor, nuestros hijos ya crecieron, él es tu hijo mayor, mi amor, solo míralo si - los ojos de Marcos son cruzados por una sombra de tristeza, nunca lo había desconocido.

-Mami, soy yo, recuerda que hoy iríamos a médico juntos, para que mamá fuera a comprar las cosas para el cumpleaños de Marti - nuestro hijo da pasos torpes hacia dentro, esperando porque Natalia lo volviera a conocer, porque recordara su rostro.

- ¿23? ¿Tan viejas estamos amor? - esa sonrisa vuelve a aparecer en su rostro, pero no es su sonrisa sincera, es esa que aparece solo después de que vuelve a tener completa lucidez - Marcos, sal que debemos vestirnos.

-Te espero en la sala de estar Mami - dice para simplemente irse, dejándonos en un inmenso silencio, perdidas en las miradas.

-Mi amor, por favor, no ... - la veo romper a llorar, no dudo en abrazarla y acunarla entre mis brazos, quería que ella llorara para que despejara su corazón.

-No quiero olvidarte Makis, no quiero - lloraba escondida en mi pecho, llorando fuertemente por miedo a que ese día llegue.

-Mi amor, no llores, no llores por favor, no me olvidarás, y aunque eso llegue a pasar, no me importa, estaré aquí para enamorarte cada día, cada hora, quiero solo amarte y no me importa nada de lo otro, porque aunque me olvides, yo no lo haré y los niños tampoco, nosotros te seguiremos amando - secaba sus lágrimas suavemente, tomé su rostro y la atraje a mí, besándola con ternura, mientras la siento hipar por el llanto, hasta que se calma y comienza a mover los labios como los míos, creo succionar su miedo, creo que puedo cuidarla, protegerla y sanarla de todo eso que le está pasando. Recuerdo cuando inició todo, cuando lo dijeron, cuando nos enteramos.

One Shots (Ventino)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora