One Shots (Ventino)

15 .-Un puñal que tiene escrito No (Naca)

N/A:
Recuerden que el cap anterior es solo un bonus, por eso la numeración correlativa sigue con este cap.

Natalia Prov:

Se supone que este era el día más feliz de mi vida, se suponía que debía estar radiante, se supone que debería estar completamente feliz, pero nada de eso pasaba, me sentía acongojado, un poco triste y con una culpa tremenda, la razón, esa mirada penetrante puesta en mí, esas miradas que transmitían dolor, y quizás, un poco de amor, solo que ese amor no era para mí.

Aquí estaba, con un lindo vestido, al lado de una linda chica, chica a la que amaba, esperando a que el juez nos casara, cuando nuestras miradas se encontraban ella me sonreía, pero no era algo completamente genuino, ella también tenía dolor en los ojos. La miro con detenimiento, su lindo cabello rojo está trenzado cuidadosamente, sus labios con un rojo intenso, sus dorados ojos cuidadosamente delineados con negro, esas hermosas y tupidas pestañas son el marco perfecto esos lindos ojos, su hermoso cuerpo cubierto por un vestido blanco, simplemente se ve como un ángel.

- ¿Lista para esto bonita? - escucho a mi lado, Makis está ahí, sosteniendo un lindo ramito, al otro lado está Olgui quien tiene una cara media extraña, quiero decir que sí, pero no sé qué hacer ni que decir, siento que mentiría al decirle que estoy lista para arrebatarle el amor de su vida a alguien, no sé si estoy lista para ver la infelicidad plasmada en el rostro de quien amo.

-Camila Esguerra ¿Aceptas voluntariamente como tu esposa a Natalia Afanador, respetando la unión establecida este día bajo los parámetros de la ley? – cada palabra resuena en mi mente, debatiéndome en lo que mi mente y mi corazón gritan y desean que ella diga. Se voltea de manera lenta para tomar mis manos entre sus finos dedos, hace suaves caricias en el dorso de mi mano mientras me sonríe, en ese momento comprendo que la decisión va a ser mía y en ese momento me doy cuenta de que sea como sea, ese día, alguien saldría de esa estancia con el corazón malditamente roto.

-Si, acepto – responde con una sonrisa que no llega a sus ojos, siguen teñidos por la nostalgia y por el dolor, siguen siendo presos de un pasado que se niega a partir o que, mejor dicho, ella se niega a soltar.

-Natalia Afanador ¿Aceptas voluntariamente como tu esposa a Camila Esguerra, respetando la unión establecida este día bajo los parámetros de la ley? – puedo hacer y decir muchas cosas, puedo destruirme, destruirla o destruirlas, puedo hacer tantas cosas, pero mi corazón solo toma una y con una palabra bastó para que todo se desatara.

-No – digo soltando el agarre de las manos de una consternada Camila, quien me mira sorprendida, intento irme de ahí, juro que intento salir antes de que el infierno se desate, pero su mano volvió a aferrarse con fuerza a la mía.

-Natalia ¿Qué pasa? Por favor dime que es una broma – Camila parece traspasarme con sus ojos, no sé si por miedo o por vergüenza, pero la desesperación se terminó por apoderar de ella.

-No, no es una broma, no me puedo casar contigo Camila – nuestros ojos se conectan, pero no son los únicos, otro par de ojos llenos de furia están clavados en mí, sin saber que ella es la causante de todo, por ella es que no me puedo casar con Camila, aunque la ame, cierro los ojos con fuerza, todo con la esperanza de que las lágrimas no me traicionen. Quiero culpar a alguien, pero no puedo, cuando empecé a conquistar a Camila Esguerra sabía que ella tenía un amor demasiado grande tatuado en el corazón, el primer beso que le di fue sabiendo que ella aún sufría, la primera vez que hicimos el amor fue sabiendo que ella seguía escribiendo poemas con el corazón roto, el día que le propuse matrimonio fue sabiendo que ella seguía llorando a escondidas por ese amor, y lo acepté, llegar a este punto había sido únicamente mi culpa y ya nadie podría volver a reparar mi corazón, pero si podía hacer algo para que ella estuviera con quien realmente quería.