Camila Prov:
Antes de llegar a esta finca, yo era una chica normal, gozaba de ciertos beneficios, tenía una amiga increíble, era la menor de tres hermanos y por ende la consentida, mi mamá solía ser muy cariñosa y condescendiente, solía darme en el gusto por ser su nena, así que, mi vida era demasiado buena, hasta que un día llegó mi padre.
—Nos vamos.
—¿Dónde? — Preguntó mi madre un tanto distraída.
—Me ascendieron, el Führer me ha dado pues de Herr Kommandant, debemos irnos a una finca que está a las afueras de Berlín. — Mi padre siempre tenía un rostro impasible, nada lo perturbaba, es por eso por lo que logró llegar tan alto.
—¡¿Qué?! ¡Pero papá, aquí están todos mis amigos, mi vida! ¡Yo no me puedo ir! ¡No puedo! — Exclamé, sabiendo que siempre obtendría la misma respuesta. Él levantó su mano.
—Silencio Camila, no te lo estoy preguntando, te estoy informando. — Como siempre, él me miraba con rudeza, creía que mis ideas era completamente libertinas y no se ajustaban al "Ideal del Führer", es por eso por lo que siempre terminábamos discutiendo. — Además. — Él volvió a mirarme con un rostro un tanto criticón. — No estoy pidiendo tu opinión señorita, te estoy informando, que para el martes debes tener tus cosas empacadas, de lo contrario, le diré a Hazel que empaque ti.
—Si "Herr Kommandant" — Dice énfasis irónico en su nuevo título.
Ese día ni siquiera bajé a cenar, solamente me quedé ahí, en mi habitación ni siquiera como le diría a mi mejor amiga que me iría, que la abandonaría y que no terminaríamos la escuela juntas, luego de estar toda una vida juntas, ahora debíamos separarnos. Así fue hasta el domingo de esa misma semana, cuando estábamos en nuestros paseos por la ciudad cuando le dije con toda franqueza.
—Me iré Olgui.
Ella soltó de mi brazo y se dispuso a mirarme, parecía que sus ojos se habían empañado y que su mentón comenzaba a temblar con fuerza. — ¿Cu...cuando?
—El martes, a mi padre le dieron un puesto que ni siquiera comprendo, él solo nos informó que nos iríamos y solo tengo que acatar. — No quiero mirarla a los ojos, sé que me romperá el corazón de muchas maneras si la veo llorar.
—¿Por qué no me dijiste antes?
—Porque yo no me quiero ir, quiero estar acá, quiero estar con mis amigos, quiero terminar de estudiar acá, no quiero estar perdida en un lugar que ni siquiera sé cómo será.
Nos abrazamos, pese a todo, solo nos abrazamos en esa tácita promesa de volver a vernos, de visitarnos de alguna y otra manera, de visitarnos o de buscarnos; nos separamos dándonos muchas promesas que no sabría si cumpliríamos, pero que definitivamente, yo lucharía por llevar a cabo.
Antes de darme cuenta era martes, sin darme cuenta ya estaba en una caravana de carros que nos llevaban a nuestro nuevo "hogar", cabe destacar que mi disposición no era la mejor, yo solo iba con la cabeza pegada al cristal, imaginando las miles de maneras en las que me aburriría en ese lugar, hasta que simplemente los ojos ceden a la presión del sueño y me duermo.
Siento que alguien toca mi hombro, logrando que despierte con un poco de pereza. — Ya llegamos mi amor, vamos, tenemos de desempacar.
La miro un tanto desorientada, quizás un poco molesta, aunque sé que ella no tiene la culpa.
— Está bien, no queda de otra.
—Hija, por favor...— Ella me mira con ojos suplicantes, sé que no quiere que tenga problemas con mi padre. — Intenta que esto funcione, él solo tiene que seguir órdenes.
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One Shots (Ventino)
Hayran KurguComo ya lo dije, este libro de One Shots será escrito en conjunto con ustedes, así que no duden de pedir sus ships favoritos o del que les gustaría que escribiéramos, este es un libro de Ventino y quien ustedes quieran, esperamos les gusten.