4.- El hilo rojo. (Makia)

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Natalia Prov:

A mis 49 años se podría decir que mi vida había sido un completo éxito, tenía una hermosa familia, dos empresas que eran un rotundo éxito y mis dos hijas que eran mi adoración, además de ser muy inteligentes, obviamente heredada de mi hermosa esposa, el único y más grande amor de mi vida. Nos habíamos casado cuando yo tenía 24 y ella tenía 23, muchos dijeron que era muy pronto, que probablemente nuestro matrimonio no prosperaría porque no habíamos estado con otra persona en nuestra vida, pero, se equivocaron, aquí estamos, a menos de un mes de cumplir nuestros 25 años de matrimonio, en donde gran parte ha sido solo amor y felicidad. Pero no todo podía ir siempre, hace cerca de 4 meses mi esposa enfermó, tuvo una inflamación general en escalenos y carpianos, haciendo que perdiera la mayoría de la fuerza de sus manos, haciéndola sufrir un dolor tremendo, también impidiéndole trabajar en su gran pasión, la repostería, esto significó que el brillo de sus ojos se apagase, su sonrisa tan contagiosa no apareciera en las mañanas y que ni siquiera las niñas pudieran quitar su humor de perros.

-Mamá - escucho a mi hija entrando a mi oficina, ahí es donde tengo todo lo referente a mi marca de ropa, es la mayor, Alejandra, viene con cara de preocupación.

-Dime mi amor - le respondo dejando completamente de lado las carpetas que contenían la ropa diseñada para la próxima temporada.

-Si estás ocupada puedo volver después -me dice aún parada en la puerta, aún recuerdo cuando adoptamos a la pequeña Alejandra, pensar que llegó con nosotras cuando apenas tenía 5 meses, y ahora, ahora acaba de cumplir 20 años, mi esposa pensaba que era muy parecida a mí, según ella fue amor a primera vista, la conocimos cuando apenas tenía un mes, empezando a tramitar de inmediato los papeles de adopción, siendo resulto 4 meses después, ahí, ese pequeño rayo de sol llegaba a darnos miles de alegrías.

-No mi amor, para ti, nunca estaré ocupada - le digo mientras me pongo de pie para hacerla entrar completamente a mi oficina, ahí veo que no viene sola, la pequeña Amanda viene con ella, con apenas 15 años ya es toda una señorita, teniendo la seriedad que yo nunca tuve. Ella fue producto de una inseminación artificial, ella fue la pequeña que llevé 9 meses en mi vientre, a pesar de ser una adolescente sigue siendo mi princesa, ambas vienen con cara de completa preocupación y un tanto frustrada - ¿Qué pasa?

-Es mami, creo que los medicamentos ya no le están haciendo mucho efecto, porque le duelen mucho sus manos, además, la escuché gritarle a uno de los empleados de la panadería, ella nunca le grita a nadie - me dice Alejandra preocupada, no quería que las niñas supieran que el humor de su madre había cambiado tanto, la verdad es que yo solo quería verla sonreír.

-Bueno, niñas igual hay que entender que cuando algo te duele el humor no te acompaña mucho, además su mami siempre ha sido muy independiente, ahora depender de alguien es complicado, traten de entenderla, aunque, la verdad es que yo querría hacer algo para ver su sonrisa otra vez.

-Podrías llevarla a celebrar su aniversario ¿No es pronto? - tiene razón, en 3 semanas será nuestro aniversario 25 de matrimonio, pero la verdad es que con todo esto me había perdido completamente la idea de celebrarlo.

-Tienes razón, pero no sé si ella querrá ir - les digo mirando el suelo, esa mujer me sigue haciendo poner nerviosa, aún recuerdo cuando le pedí una cita, parecía como si el aire su hubiera atorado en mi garganta.

Flashback:

Había visto a una chica de otra escuela que venía a ver los musicales de mi colegio, ella venía con otras dos chicas, siempre esperaba con ansias cada función, el solo hecho de estar con ella de frente me aceleraban el corazón, cada vez que me miraba me sentía la persona más poderosa del mundo, era preciosa, sus ojos irradian ternura y amor, yo estaba pronta a cumplir los 16 , ya había decidido que debía por lo menos intentar conseguir una cita con ella. Cuando estaba dándome vueltas de un lado para otro la vi a ella y a sus dos amigas en la entrada, como siempre ella se veía preciosa, por esas cosas de la vida, ella y una de sus amigas aparecieron en el camerino, querían felicitarnos, específicamente estaban buscando a Juli y a mí.

One Shots (Ventino)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora