34.-Canción para olvidar. (CamilaxJuanPablo)

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-Por favor Natalia. - La castaña veía cómo su amigo caminaba a su lado, negándose a rendirse en su petición. - Preséntamela, no te cuesta nada.

-Si, me cuesta mucho.

-¿Por qué no quieres hacerlo?

-¡Acabas de terminar con Andrea! ¡Fue ella quien te dedicó la canción y sales con que quieres conocer a la pelirroja! -Bufó la muchacha un poco molesta por la insistencia de su amigo. - No te dejaré que le hagas daño Juan Pablo, soluciona bien tus mierdas antes de involucrarte con otra persona.

-No tengo ningún tema pendiente con Andrea, Natalia, nosotros terminamos desde hace un bien tiempo, es ella la que no supera la ruptura. - Se defendió, quizás con la intención de que su amiga desistiera de esa faceta maternal. - No es mi culpa que ella siga pegada con asuntos del pasado.

-Pues algo debiste haber hecho.

-No la engañé. - Exclamó con rapidez. - Por si es oso es lo que piensas; decidí cortar con ella porque las peleas ya eran insoportables, y si, quizás fue mi culpa el perder el interés, pero por lo menos fui sincera con ella y conmigo al decirle que no quería seguir con ella, pero al parecer, ella no lo piensa así.

-Camila es más sensible de lo que se ve Juan Pablo, no quiero que le hagas daño.

-Solo quiero conocerla.

Natalia resopló un poco frustrada, no quería inmiscuirse en esto, pues conocía al chico; era de esos que perdía el interés con rapidez, si bien no engañaba a nadie, era común que sus relaciones terminarán de manera prematura, dejando a una contra parte afectada, mientras él salía ileso de cualquier batalla que librara y en parte, ese instinto maternal que había desarrollado por sus compañeras de grupo le decía que no permitiera que el muchacho llegara a los ojos de Camila Esguerra.

-Yo no intervendré en nada Juan Pablo, si se conocen no será conmigo como intermediará.

Y antes de que el chico pudiera protestar, ella simplemente se giró para volver a emprender camino en dirección contraria del muchacho que pensaba seguir con el tema, sin embargo, y pese a quedarse con la palabra en la boca, el muchacho no pensaba darse por vencido.

Camila Esguerra sabía que su corazón se encontraba en un proceso de profunda sanación y sus chicas cumplían un rol fundamental, además de su linda Olivia, esa tierna cachorrita que había adoptado cuando todavía estaba con su exnovio, pero que ahora era únicamente suya; en parte, cada uno de los sucesos de su vida, en este momento, la estaban ayudando a sanar unas heridas que había dejado un hombre que había querido casi toda una vida.

-¡No me mires con esa cara! - Exclamó al ver el entusiasmado rostro de la cachorra, quien movía su colita, indicando una única cosa, quería correr como si no hubiera mañana. - Ya corrimos desde la casa al estudio, no me hagas seguir corriendo porque me quedo sin corazón.

-No seas mala, es una perrita con mucha energía, solo debes correr con ella. - Intentó interceder Olgui, ¡Dios sabe cuanto ama a los perros esa chica! - ¿No es así Oli preciosa?

-No la defiendas tanto, que después se acostumbra a hacer lo que se le venga en gana.

Camila no reparó en el hecho de que Oli había visto a un chico que comía algo que le encantaba; si algo se podía decir con completa certeza, es que a Olivia le encantaba en helado en cualquiera sea su sabor, y para un cachorro, completamente impulsivo e indisciplinado, el hecho de resistirse a abalanzarse contra el portador de tan delicioso manjar.

La pelirroja solo vio esa mancha de pelos negros pasar por el frente suyo sin siquiera respetar la mano de su dueña, quien solo sintió el tirón de la correa. - ¡OLIVIA! ¡NO!

One Shots (Ventino)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora