Natalia Afanador estaba hastiada, quizás más de lo que debería, más aún siendo de ese tipo de personas a las que solo le bastaba mover un dedo para obtener todo lo que ella quisiera, sin embargo, algo faltaba, algo que aún no podía identificar. Tenía dinero, tenía dos buenas amigas, sus padres eran capaces de dar vuelta al mundo en mimos hacia ella, tenía a una fila de hombres y mujeres que la agasajaban con regalos y diminutos gestos de galantería para obtener una cita, la que quizás, ni siquiera diera el resultado que querían, pero ahí seguían, intentando captar unos míseros minutos de su atención, y aun así, algo faltaba.
—¡Natalia!
La castaña saltó sobre su silla, no se había dado cuenta de ese pequeño detalle, nuevamente se había perdido en su mundo y había dejado de prestar atención a esa morena que le miraba con algo de intriga.
—¿Qué pasó? — Preguntó completamente desorientada de la conversación, sinceramente, comenzó a pensar que se había perdido de algo realmente importante.
Juliana resopló con notorio fastidio. — ¡¿Qué mierda te pasa a ti?! — Masculló entre dientes. — ¡Te estamos hablando huevona!
—¿Pero qué dijiste?
—Ya no importa.
Camila, quien miraba a sus amigas en silencio decidió intervenir. — Creo que es mejor respirar un poco y calmarnos. — Su mirada aterrizó directamente en la castaña. —Y a ti te pasa algo, nunca en la vida habías estado tan perdida ¿Qué está pasando? ¿Tienes problemas con tus padres?
—No, saben que ellos nunca me ponen problemas por nada.
—Entonces ¿qué pasa Nati? — Volvió a preguntar suavizando su voz de a poco. — ¿Por qué estás así?
La castaña resopló, era su manera de evidenciar frente a sus amigas que estaba intentando poner en orden sus pensamientos, y luego de unos momentos de silencio, se atrevió a decir. — No lo sé, siento que algo falta, siento que todo sigue igual, que nada cambia, que estoy estancada.
—Bastante irónico para ser una persona que tiene el futuro asegurado como para hacer lo que quiera, cuando quiera. — Lanzó al aire Juliana, ganándose de inmediato un fulminante mirada que decía con claridad, "cierra-la-boca".
—Eso es lo que me aburre. — Levantó sus manos en señal de rendición. — Quiero no tener algo asegurado, quiero que algo cambie en mi maldita vida.
Camila la miró con cierto pesar, sabía que la impotencia que debía sentir, porque ella también la sintió en algún momento. — Las cosas nunca cambian porque sí Natalia, debes hacer algo para que puedan tomar otro curso.
—Lo sé, créeme que lo sé.
La morena sabía que su comentario sería acogido de buena manera, sabía que de alguna manera, eso las animaría un poco. — ¿Y si vamos a cenar? — Dijo luego de mirar el reloj de su muñeca. — Conozco un restaurante que tiene muy buena comida, además de que su servicio es excelente.
—¿Lo dices por los meseros? — Se burló Camila.
—Cállate idiota.
Natalia sonrió. — Vamos a cenar, ya me estoy muriendo de hambre.
Eso le gustaba de las tardes con sus amigas, era lo que más disfrutaba, esas conversaciones que parecían sin sentido, esas idiotas maneras en que sus discusiones terminaban en un restaurante o en un bar, mientras que sus problemas simplemente volaban en dirección a la puerta de salida mientras ellas mismas se ahogaban en risas; eso era la verdadera hermandad, porque lo que había entre esas tres chicas no se podía considerar de otra manera.
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One Shots (Ventino)
Hayran KurguComo ya lo dije, este libro de One Shots será escrito en conjunto con ustedes, así que no duden de pedir sus ships favoritos o del que les gustaría que escribiéramos, este es un libro de Ventino y quien ustedes quieran, esperamos les gusten.