50.- Mi nombre es Natalia. (G!P)

907 28 21
                                    

Natalia:

Las personas solían ser malas conmigo, muy malas, ella se reían porque no me gustaban los sonidos fuertes, se reían porque no me gustaba el color rosa en todas sus gamas, y también se reían de mi porque no me gustaba cambiar de puesto o lugar. No entendía muchas de las cosas que decían, porque simplemente las decían y luego pensaban otra cosa diferente, no era mi culpa que no les entendiera.

Mi mamá siempre dijo que yo era diferente, aunque no sabía porque, si yo me veía igual que todas las niñas de mi edad. Poco después entendí porque lo decía mamá, cuando la doctora que me vio desde hace unos meses, ella le dijo a mamá que yo tenía síndrome de asperger.

El síndrome de asperger es un trastorno neurobiológico caracterizado por la presencia de dificultades en las habilidades sociales y en el uso del lenguaje con fines comunicativos; un comportamiento repetitivo y perseverante; y una limitada gama de intereses. Eso quiere decir que no entendía cosas como la ironía o el sarcasmo, tampoco comprendía las bromas, en estricto rigor comprendía las cosas literalmente; cuando tenía miedo o estaba nerviosa, soltaba algunos datos sobre el tema a tratar. Tenía una liga en mi muñeca, la que solía tirar cuando estaba nerviosa. Nunca di muestras de cariño, pero si podía escribir lo que sentía, también solía escaparme de lugares que tuvieran ruidos fuertes o lugares donde las personas me miraban fijamente.

Mi mamá era buena conmigo, ella siempre me cuidaba, incluso un día me regaló una cámara para que viera a través de ella y ya no tuviera miedo. Funcionó, hasta que se averió, entonces, mamá me regaló otra y todo estuvo bien otra vez, porque a esta le duraba más la batería y la imagen se veía más clara, entonces y estuve muy feliz, muy, muy feliz, porque podía grabar todo mientras asistía a mi penúltimo año de escuela.

Nunca pensé que alguien pusiera sus ojos en mí, porque la gente me tenía miedo, entonces, un día, choqué con ella, ella tiró mi cámara, y me miró.

—Disculpa, no quise tirar tu cámara.

La escuché decir, pero no la vi, simplemente no la vi, solo miraba la cámara que me había regalado mi madre en el suelo. Me arrodillé para ver su estado, y lo único que pude ver, fue algo terrible.

—La rompiste. — Solté aturdida por los colores de la ropa de las personas que pasaban frente a mí. — No, no, no, no, la...la rompiste.

—Lo siento, de verdad no era mi intención.

Ella tomó mi cámara, tenía un tatuaje en la muñeca, y yo estaba a punto de entrar en una crisis nerviosa, lo sabía.

—No, no, no. — Moví las manos para detenerla, no quería que ella tomara mi cámara. — Rompiste mi cámara, eres mala.

Se detuvo, no la tomó.

—De verdad no fue mi intención. — De nuevo, el tatuaje apareció frente a mis ojos, llamando una vez más mi atención.

—La evidencia del tatuaje más antiguo, es de una momia perteneciente a la cultura Chinchorro... cultura chinchorro, en la costa de Chile...Chile. — Apunté su tatuaje, y ella pareció detenerse.

Escuché su risa, una risa muy linda. — ¿Qué dijiste linda?

—Si, mi mamá dice que soy linda. — Respondí a su pregunta. — La momias Chinchorro, en las costas de Chile. — Repetí.

Escuché otras risas, pero estas o eran como las de ella, estas risas eran malas, de las que te hacían sentir un dolor en el centro del pecho, de esas que te hacían querer salir corriendo del lugar en el que estás, y de verdad quería salir corriendo, pero no podía tomar mi cámara si ella tenía las manos encima, no quería tocarla, porque se podía molestar.

One Shots (Ventino)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora