42.- Tu idioma

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Los diálogos entre " " se refieren a frases dichas con lense o por una lectura de labios, aclarado esto, me marcho.

Olga pensaba que la niña nueva era rara, no tenía amigos, no miraba a nadie, no se acercaba a nadie y cada vez que alguien la saludaba ella no respondían, incluso los maestros sabían que ella era rara, porque era la única que levantaba la mano cuando mencionaban su nombre en la lista en vez de decir presente, incluso parecía no escucharla.

La rubia solía ser muy amigable, la mayoría de sus compañeritos eran sus amigos, pero la chica nueva no, ella, ella solo leía en los recesos, no salía a jugar, tampoco almorzaba con sus compañeros, ella era la única que almorzaba en el salón; de hecho, tampoco le había escuchado alguna vez hablarle a su mamá, decirle Hola o Adiós, ella solo se colgaba a su cuello, hundía su rostro en el cabello de ella y luego salía corriendo con su mochila de "El Principito" y algún libro nuevo entre las manos.

—Si te causa curiosidad ¿por qué no le hablas? — Preguntó Juli mientras mordisqueaba las tiritas de zanahoria que le mandaba su madre de colación.

—Porque es rara. — Respondió la rubia, luego recordó lo que su madre había dicho el primer día de clases, y que a sus tiernos 9 añitos podía comprender con claridad. "No importan las diferencias de las personas que te rodeen Olga, lo importante es comprender que esas diferencias nos hacen únicos y especiales, y, sin importar qué, debes entender que todos somos seres humanos y merecemos respeto".

Entonces Olga no diría nada que pudiera lastimar a su compañerita, no importa cuán rara le pareciera, ella no diría nada en su contra y tampoco haría algo que le hiciera sentir mal.

—Pero eso no quita a que te de curiosidad el porqué no habla. — Le recalcó Natalia.

—¿Y si ella no quiere hablarme? —Rebatió Olga.

—¿Y si vamos todas? — Preguntó Makis. — Así se siente más aceptada, quizás Olgui le da miedo porque tiene los ojos azules.

—¿Qué tiene que ver eso tonta? — Exclamó Natalia de vuelta, luego soltó una risa porque creía haber soltado el insulto más grande del mundo contra su mejor amiga.

—¡No me digas tonta, cabeza de rata!

—¡No me digas cabeza de rata, pitufo! — Exclamó la castaña enseñándole la lengua.

Makis sollozó, no le gustaba pelear con su amiga, mucho menos que ella le dijera pitufo. Natalia comprendió su error, entonces solo se acercó a ella y la abrazó como si de un pulpo se tratase, aferrando sus bracitos y sus piernitas a la más pequeña, mientras besaba su cabeza.

—No llores. — Suplicó. — Yo te compro los dulces que quieras, te llevo a tomar un helado, pero ya no llores.

—¿De menta?

—De menta. — Afirmó Natalia, y cuando la chica se calmó, no la soltó, solo siguieron abrazadas, pero siguieron con su interrogatorio. — ¿Por qué dices que le teme a Olga por sus ojos?

—Porque a mi me daban miedo cuando la conocí en preescolar. — Respondió Makis haciendo una cara de terror cuando recordó lo atemorizada que se encontraba cuando Olga le miraba. — Creía que me iban a congelar.

—Pero ella también tiene los ojos de un color diferente. — Razonó Olga.

—Los de ella son color sol. — Respondió Juliana.

Olga no siguió preguntando, las conclusiones de sus amiguitas no le ponían contenta, tampoco le ponía feliz no entender, y le ponía triste el pensar que la chica de ojos color sol no tuviera ningún amiguito, cuando todos en el grado tenían al menos su mejor amigo, así que decidió acudir a la única persona que podía resolver sus dudas.

One Shots (Ventino)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora