8.- Despedida.

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Natalia

No soportaba verla tan abatida, Marta,  nos acababa de contar lo que había oído en la compañía sobre ella, y me dolió como si lo hubieran dicho sobre mi.

La vi salir de la habitación cabizbaja cuando llegábamos la Mari, Julia y yo, y enseguida le pregunté a Marta si sabía que le pasaba.

Cuando nos contó lo que había pasado, sentí el fuego subirme de los pies a la cabeza y ganas de ir a buscar al payaso que lo había dicho y partirle la puta cara.

- Marta, dime quien lo ha dicho que le voy a reventar la cabeza, le exigí.

-Illa ¿ Que dices ? ¿ Estás tarada? No te pienso decir quien ha sido, no voy a dejar que pongas tu futuro en juego , y menos por unas palabras pronunciadas por un subnormal.

Me puso la mano en el hombro, me miró a los ojos y me dijo lentamente: -Ahora tenemos que apoyarla, si la liamos más se va a dar más importancia de la que tiene, y se va a extender como la espuma.

-Tienes razón, reflexioné mas tranquila.

Sufría por ella porque sabía lo extremadamente perfeccionista que era, y en interés que ponía en aprender y en mejorar dia a día. Había nacido para ello y era indignante que un machirulo lo pusiera en duda.

Nos metimos en la cama y cuando llegó y la escuché sollozar en la cama, se me cayó el alma a los pies.

No podía dejarla así aunque les pedí a las chicas que la dejasen, más que nada para que se tranquilizara.

Pensé que me había alejado de ella después de que el día de salida , intentara besarme, seguramente por su estado de embriaguez, pero no podía dejarla ahora llorando sin un hombro en el que apoyarse, así que me decidí, inspiré profundamente y allí que me planté. Le dije todo lo que opinaba de ella, y aunque notar su aliento tan cerca me trastocó, cuando comprobé que se había tranquilizado, regresé a mi cama con el pulso alterado.

Alba

Quedaban tres días para el desfile de la jura de bandera, iban a venir nuestras familias y después nos daban permiso para irnos a casa hasta después de Reyes.

En la academia habían preparado unas competiciones entre chicas y chicos, tanto en fútbol como en baloncesto, y nosotras nos apuntamos las 5 haciendo equipo de fútbol sala.

A Julia le pareció divertido aunque nos barrieran en la pista y todas nos animamos a participar.

Habían organizado para después unas actuaciones de compañeros que tuvieran algún talento musical, y aunque a mi me encantaba cantar, la vergüenza me superaba, así que no me apunté.

Jugamos el partido de fútbol sala contra las chicas que la camareta de nuestra derecha, y como era de esperar, no barrieron. 5 a 2, éramos todas muy malas pero nos reimos muchísimo y nos lo pasamos genial. Lacunza, había sido quien marcó los dos goles de nuestro equipo, y me había dejado flipada porque se le deba muy bien aquel deporte. - Eres mi ídolo, le dije sonriendo y agarrándola por la cintura. Me devolvió la sonrisa y me pasó el brazo por encima del hombro, mientras decía: -No es para tanto, Reche, que nos han barrido! Nos echamos a reir y nos dirigimos a las duchas.

María iba quitándose la sudadera mientras gritaba¡ Me suda hasta el culo joder!! Todas estallamos en carcajadas.

- Vamos a la ducha loquita, le dije, que quiero ver las actuaciones que han preparado y nos vamos a entretener.

Lacunza estaba ya saliendo de laa duchas cuando nosotras íbamos a entrar, se había dado muchísima prisa y no entendía muy bien a qué venía tanta impaciencia.

Cuando nos cambiamos, salimos al patio, donde habían montado un escenario y ya habían empezado algunos compañeros a cantar, tocar el piano e incluso algún monólogo.

Cuando terminamos de reirnos con el monologista, apareció ella en el escenario.Lo llenaba con su presencia, y todos lo que esperabamos en el patio enmudecimos espectantes.

Iba de uniforme, pero su impresionante altura, la coleta con el flequillo ligeramente despeinado sobre su frente y las facciones de su cara, me cortaron la respiración.

Había cogido una guitarra española, se sentó en la baqueta que estaba colocada junto al micrófono y empezó a tocar.

Me estremecí con los primeros acordes de su guitarra y cuando empezó a cantar, sentí que se me paraba el corazón.

-Hostia puta , exclamó María, mientras Marta y Julia aplaudían y silbaban dándole apoyo. -¡¡¡Lacunza!!! Eres la puta ama!!! ¡ Y es nuestra amiga!!!

Yo permanecía inmóvil, como petrificada, con la respiración entrecortada y la música y la letra invadiendo todos mis sentidos. No podía apartar mis ojos de ella, y por un momento sentí que ella me miraba mientra cantaba:

"I live in fire and gasoline
I burn with in, with all the lies I want to believe
You got to close, I let you in
Oh, I live in fire and gasoline

I burn with in, with all the lies I want to believe
You got to close, I let you in
Such a fool I was, oh, oh
Such a fool I was, oh, oh".

Yo escuchaba la letra y era incapaz de entender como la persona seca, fría y distante que veía casi todos los días, podía transmitir tanto con su voz y su guitarra. Tenía la certeza de que no la conocía en absoluto, y estaba decidida a conocer el fondo de su ser.

Cuando terminó, María,Julia, Marta, Miki y Joan,que se nos habían unido, aplaudían como locos gritaban su nombre, y silbaban con desenfreno.

Yo aplaudia mirando fijamente a Lacunza, mientras se bajaba del escerario con una sonrisa tímida y se acercaba a nosotros.

Cuando llegó a nuestra altura, todos se abalanzaron sobre ella felicitándola por su actuación y gritándole piropos de todas clases.

En uno de los saludos se giró hacia mi, y nuestras miradas se encontraron. Fue como una descarga eléctrica. Le sonreí y poder articular palabra, y cuando me devolvió la sonrisa conseguí decirle:

-Nunca dejas de soprenderme, Lacunza.

-Esto es sólo el principio, respondió sin apartar la mirada.

Tragué saliva, y cuando fui a responderle, llegó María dando botes y gritando - Lacunzaaaaa la puta amaaaaa!!! Mientras saltaba y nos abrazaba a las dos, la morena seguía sonriendo tímida y yo me uní a los saltos y la fiesta general. Que seguimos con las siguientes actuaciones.

Cuando nos fuimos a dormir estábamos hechas polvo, me metí en la cama, me giré hacia la de mi vecina, y como una vez al empezar a conocernos, le dije: - Me encanta descubrirte un poco cada día.

Ella , que estaba mirando hacia mi, se limitó a enseñarme una sonrisa tímida y respondió: - Hasta mañana, Reche.

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