49.- Encoñada perdida.

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NATALIA

La noche había sido una pasada, casi no recordaba lo loca que me volvía esa chica que me tenía como un pollo sin cabeza y me hacía comportarme como una imbécil sin personalidad.

Cada vez que estaba cerca de ella, caía más profundo en el pozo del que quería escapar constantemente.
Ella estaba intentando darme espacio y libertad y lo agradecía muchísimo, porque necesitaba empezar a sentir que yo dominaba mi propia vida.

En los momentos de intimidad todas nuestras diferencias y miedos desaparecían y volvíamos a ser nosotras, las que se querían sin tapujos, ni preocupaciones, ni miedos.

Mirándola en la cama, abrazada a mí, profundamente dormida con esa expresión de paz que conseguía contagiarme, fui consciente de que realmente me estaba engañando... me tiraría al cráter de un volcán por ella.

* Dios mío Natalia, estás perdida, deja ya de negar lo evidente, tiene control absoluto sobre ti.*

De nuevo el miedo a sufrir... y de nuevo al mirarla todos mis miedos se largan por la ventana.

Analicé su cuerpo de arriba a abajo, y cuando mis ojos conectaron con los suyos, comprobé que se había despertado.

- Hola peque, - susurré dándole un toquecito en la nariz.

- Hola niña grande, ¿Que te pasa?, noto tu corazón latir super deprisa.

- Pues será que se revoluciona al sentirte tan cerca, Reche.

Soltó una risilla y me besó en la cara.

- Eres más pava, Nat...

- No te preocupes, no es nada, simplemente estoy feliz por tenerte en mis brazos, por la noche pasada, por todo en general. Soy muy feliz ahora mismo.

Ella sonrió con ternura acariciando mi mejilla, y la besé en la cabeza para agradecerle el gesto.

- Albi, no te he dado las gracias por aguantarme en el vuelo. Perdona también por comportarme como una psicópata, pero es algo que no soy capaz de controlar. He ido a especialistas y todo, pero no soy capaz de superarlo, me sigue dando pánico.

- Ay Nat... No tienes que darme las gracias, me eché unas risas a tu costa, aunque cuando entraste en barrena la verdad es que me preocupé bastante.

- No me hace gracia que te rías de mí, Reche- le dije fingiendo enfado cruzando los brazos.

- Ay mi niña grande que se enfada...

Empezó a hacerme cosquillas y tras suplicarle que parase tuve que salir de la cama para no pegarle un empujón.

- Sabes que no soporto las cosquillas Alba...

Cuando me giré para seguir regañándola, me di cuenta de que me miraba fijamente con una expresión tan libidinosa que llegó a avergonzarme un poco y a la vez me hizo arder por dentro.

- Alba!!! deja de mirarme así, que no soy tu presa,y pareces una pantera a punto de cazar...

Se echó a reír.

- ¿Que esperas si te levantas totalmente desnuda con ese cuerpazo ahí provocándome?

Me reí mientras me ponía una camiseta y unas bragas limpias.

- Que zorra eres Alba...

- No lo sabes tú bien, gatita, ven aquí.

- No voy, que me desnudas otra vez.

-¡Veeen por favooor, dame un besito!

- No te voy a besar hasta que te levantes que luego me engañas y me tienes en la cama todo el día y quiero aprovechar el tiempo. Venga levántate ya!

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