27.- Excursión.

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ALBA

Me levanté por la mañana con una sonrisa y una energía desconocida en mi.

Miré el teléfono y encontré un mensaje de Natalia:

-<Buenos días enana, ¿ que tal has dormido? ¿ Has tenido ya un ataque de pánico?😉>

-Eres muy tonta, Nat. ¡ Pues no, no he tenido ningún ataque de pánico! ¿Y tu?🤔 Porque te pones muy chulita, pero tus reacciones son peores...

Lo envié , sin esperar que me contestase, estaba trabajando y tendría lío seguro.

Dejé el teléfono en la mesita, abrí la ventana de mi habitación para que entrase el sol y el aire fresco y fui a desayunar.

Había dejado un post it en la Nevera:

"Rubia, desayuna bien, y sobre todo hidrátate mucho que cuando vengas esta noche te voy a dejar seca".

Solté una carcajada. Natalia, cuando quería, podía ser muy directa y a mi me encantaba que lo fuera.

La mañana pasó volando y cuando me quise dar cuenta, me estaba cambiando en el vestuario para entrar a currar.

Natalia había terminado su turno y abrió la puerta y entró cerrando el pestillo a su espalda.

Nos sonreimos y sin decir nada, se acercó a mi, cogió mi camiseta a la altura de mi abdomen y me besó.

-mmmm Podría acostumbrame a esto,- le dije con mis manos entrelazadas en su cuello.

- ¿ Me has echado de menos rubia? ¿ Como va lo del pánico?, respondió pegada a mi con sus manos rodeando mi cintura.

-De momento bien. ¿ Como lo llevas tu? ¿ Has tenido ya ganas de salir corriendo?, le dije sin dejar de mirarla a los ojos.

Ella me mantenía la mirada, sin apartarla ni un segundo.

- Nop, resulta que me siento bastante bien haciendo esto.

Y me besó de nuevo, despacio, con calma, y yo creí deshacerme en sus brazos.

Se apartó de mi y dándome un azote en el culo, me dijo:

- ¡Vamos Reche, a currar, se que soy irresistible, pero los ciudadanos te esperan!!

- ¡¡Que pava eres Nat!! Le respondí dándole en el brazo.

Le di un pico y salí del vestuario feliz.

Los siguientes días, estaban siendo maravillosos. En el trabajo todo iba genial, nuestros compañeros nos ayudaban mucho y habíamos tenido bastantes casos peculiares por lo que estábamos aprendiendo un montón.

Natalia y yo estábamos más unidas que nunca. Y a nuestras sesiones de besos antes de dormir, se habían añadido los besos en el vestuario cuando coincidíamos en un cambio de turno, que se habían convertido en una costumbre y a mi me daban la vida.

- Mañana coincidimos en el libre, Albi, no vayas a hacer planes que tengo una cosa pensada, me dijo durante la comida.

- ¿Ah si? ¿ Que cosa? - Le pregunté arqueando la ceja.

- Una cosa, tu no hagas planes y mañana lo sabrás, dijo divertida.

- Jo!! ¡Pero yo quiero saberlo ya! Le respondí, levantándome de la silla y sentándome de lado en su regazo.

- No Alba, no, que te veo venir.

Puse cara de pillina y la besé en el cuello.

- Anda Nat, dímelo,- susurré mientras le daba besos cortos por todo el cuello.

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