17. Paso atrás...

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NATALIA.

Conduciendo de regreso a la academia no paraba de darle vueltas a la cabeza. Seguía sin asimilar como todo había dado un giro tan radical, y como era posible que Alba se hubiera enfadado tantísimo por algo en lo que yo sólo había tenido buena intención.

Lo cierto era que yo no tenía forma humana de ir a Málaga y estuve todo el tiempo lamentándome por no poder ir, por lo que Ici me hizo el inmenso favor de llevarme a Málaga.

A ella no le dije que quería ir para ver a Alba, realmente le conté que iba a ser un viaje especial con mis amigas de la academia. Ella sabía que adoraba a mis compañeras de habitación y que tenía debilidad por Alba, pero no le dije lo que sentía por ella. Yo seguía con Mikel e intentaba aparentar una relación normal con él. Ici era también amiga suya y no quería que supiera que le estaba traicionando, aunque fuera en sentimientos. Jamás me había sentido atraída por una mujer y no tenía pensado contárselo a nadie, y menos estando con Mikel.

Ici se ofreció a llevarme haciéndome un gran favor y yo acepté, porque estaba dispuesta a todo con tal de ver a Alba.

Lo que creía que iba a ser un viaje inolvidable, se convirtió en una pesadilla.

La mirada de Alba cuando conté lo de Ici, me partió en dos. No pensaba que le podía molestar, y no supe que decirle en el momento. Después durante el tiempo que estuvimos en Málaga, la miraba por si se mostraba receptiva para hablar, pero o me ignoraba, o me miraba con cara de querer asesinarme. Así que no me permitió darle ninguna explicación.

Esos días me hizo pasar por un infierno, y su fría despedida fue como un latigazo en toda mi alma.

No estaba dispuesta a seguir sufriendo así, por muy Alba Reche que fuera, y por muy loca que me tuviera. No solía perder la cabeza por nadie, y no iba a empezar ahora por esta niñata.

Lo tenía claro, si me daba indiferencia, indiferencia iba a recibir.

No me merecía que ni siquiera me dejara explicarme, cuando lo hice todo por ella, y sus torturas no iban a conseguir lo que fuera que se proponía.

*Sí, así lo haré, estás consiguiendo que sea una blandengue y no me reconozco, y no te lo voy a consentir, Reche, por muy adorable que seas.*

Cuando llegué a la academia solo estaba Alba. Entré y la saludé con indiferencia. Buenas, dije. Y me puse a deshacer la maleta sobre mi cama dándole la espalda.

Ella contestó de igual manera, estaba ya con el uniforme puesto, tumbada en su cama leyendo y se limitó a responder: Buenas.

Al poco tiempo llegaron el resto de las chicas. Nos saludamos entusiasmadas, nos abrazamos y empezaron a deshacer sus maletas.

Cuando ya estábamos todas uniformadas y con las maletas en el almacén, nos sentamos en nuestras camas a hablar.

Cada una contó lo que había hecho el resto de los días que habíamos estado en nuestras casas. Yo conté que había estado con mis padres, hermanos y Mikel y que lo había pasado genial con ellos. Lo de Mikel lo dije por picar, aunque ni siquiera se si Alba me escuchaba.

Estábamos luchando en una especie de pulso por ignorarnos y no pensaba ceder.

Ella contó que había estado con sus amigos y que había visto a Alex, algo que me escoció bastante.

Llegó la hora de la revista de antes de dormir, formamos y nos fuimos a la cama.

No pienso ir a tu cama, Reche, no así, - pensé. Y me arropé hasta la boca y me giré hacia el lado opuesto de la cama de Alba.

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