83.- La única pieza.

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NATALIA

Me giré soltándome del abrazo de Alba y no me dio tiempo a saludar a su madre, porque su hermana vino corriendo hacia mí y se lanzó a mis brazos como una niña pequeña.

- ¡Natalia! Cuanto tiempo sin verte!!! ¿ Cómo estás? Guapísima, ¿cómo vas a estar?, ¡qué fuerte, que eres teniente!

Estaba todavía intentando reaccionar a la frase de Rafi que había escuchado a mi espalda, y Marina me aturullaba con sus abrazos y sus incesantes preguntas.

- ¡¡Marina!! ¿Qué tal? Deja que te vea.

Me aparté para verla bien, mientras ella daba vueltas haciendo poses como una modelo.

- ¡Estás preciosa mini Reche!

- Mini Reche...jajaja cuánto tiempo sin oír eso... Te he echado de menos Natalia...

- Y yo a ti, pequeña, yo a ti también.

Volví a abrazarla, cuando oí carraspear de nuevo a mi espalda.

Me aparté y me giré para encontrarme de nuevo a una Rafi sonriente que me tendía los brazos abiertos.
Le devolví la sonrisa, y me acerqué a ella a punto de sufrir un ataque de pánico. La última vez que vi a esa mujer, los homosexuales eran lo más parecido a hijos de Satán para ella, y ahora no tenía ni idea de qué sabía, ni de qué pensaba, ni de nada en absoluto.

- Eeehhh... hola, Rafi...¿qué tal...?

Me fui a acercar a darle dos besos y me plantó un abrazo que por poco me parte en dos.

Mientras su madre ne abrazaba, miré a Alba de reojo que observaba la escena sonriente, como si aquella situación le pareciese ,no solo normal, sino también divertida.

- Natalia, hija, devuélvele el abrazo a tu suegra, que no te vas a morir por mostrarme un poco de cariño...

Ahora sí que no era capaz de separarme de esa mujer.

*¿Suegra? ¿Pero qué dice? Esta mujer ha perdido la cabeza*

Me costaba respirar y no era solo por la fuerza con la que me abrazaba, Alba lo notó e intervino.

- Mamá, suéltala, que te la vas a cargar antes de salir de la academia...

Por fin me soltó, pero no contenta con el abrazo, colocó sus manos en mis mejillas obligándome a agacharme casi a su altura.

- Perdóname Natalia, me hace mucha ilusión verte después de todos estos años. Quiero que sepas que soy muy feliz de que Alba y tú os hayáis vuelto a encontrar. Hacía muchos años que no veía tan feliz a mi niña.

Me acercó y me besó la mejilla mientras yo seguía en trance, sin saber ni qué decir ni como reaccionar.

Alba me cogió de la mano con delicadeza y me apartó despacio de su madre.

-Tranquila, Nat, mi madre puede ser un poco intensa, pero está todo bien, ¿vale? Tranquila.

-¿Pero como que intensa? ¿No le puedo decir que me alegro muchísimo de verla?

- Sí, mamá, pero no la aturulles, déjale su espacio personal, la vas a agobiar.

- Bueno, ¿y yo?¿La puedo saludar?

Ahora era Miguel Ángel el que me miraba sonriendo abiertamente.

- Sí, eh, claro, - respondí aún asustada- claro.

Me acerqué y le di dos besos.

- Enhorabuena por tus ascensos Natalia, tus padres tienen que estar muy orgullosos de ti, ser teniente tan joven es todo un logro.

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