19 .- ...Para tomar impulso

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ALBA

Cuando Julia y yo regresamos a la habitación, yo ya estaba más calmada, había pasado casi una hora, y solo estaban Marta y María, ni rastro de Natalia.

Miré a su cama, e inmediatamente después,miré a María, interrogante, pidiendo explicaciones.

Se acercó a mi despacio, y me dijo.

- Natalia se ha ido, necesitaba pensar y tranquilizarse. Pero está mejor.

- ¿ Pero donde ha ido? ¿ Te ha contado que le pasa? ¿ Porqué está asi? , María!!! joder! Dime donde está!!!! - Le dije casi gritando.

Ella mantenía el tono conviertiéndolo casi en un susurro. Su mirada y su tono de voz , cálidos, ejercían sobre mi un efecto calmante.

Me puso la mano sobre el hombro, miró a mis otras dos compañeras pidiendo con un gesto , silencio, y le limitó a decir de nuevo:

- Tranquila, no tiene nada que ver contigo, dale esta tarde de plazo, necesita aclararse, y tranquilizarse, y estoy segura de que en cuanto esté lista, hablará contigo...

La miré recelosa, sabía que tenía razón, que le tenía que dar su espacio, y más a ella que era una persona absolutamente reservada, pero no soportaba haberla visto así, y no poder ayudarla.

Ella siempre era mi apoyo, y yo quería ser la primera persona en la que ella se apoyase, pero parecía ser que yo no era lo mismo para ella que ella para mi, y noté como una parte de mi corazón, se rompía en mil pedazos.

- Vamos a cambiarnos, chicas, que es la hora de paseo y toca el cerveceo,- Finalizó María con una sonrisa y acariciando mi rostro.

No tenía ningunas ganas de salir, solo quería saber donde había ido Natalia, estar con ella y saber que le pasaba, pero decidí hacer caso a María para intentar despejarme y olvidar esta situación, aunque solo fuera un rato.

Salimos de la academia, hablando y María y Marta soltando tonterías, lo que había conseguido que me riese.

Fuimos a una cervecería que habían abierto nueva, de la que nos habían hablado Joan y Miki, en la que tenían cervezas de todos los sabores posibles y de los paises que pudiéramos imaginar.

Al entrar me gustó el sitio, estaba todo forrado en madera, pero no era el típico local irlandés, la madera estaba pintada de blanco, pintura envejecida tipo chalk paint y el surtido de cervezas de todos los colores colgadas alrededor de la barra, le daba un colorido que te alegraba la vista.

Nos sentamos y empezamos a pedir. Yo pedí una con sabor a frambuesa, tenía buena pinta, aunque nunca la había probado.

María pidió una pinta británica, Julia una de pera y Marta una con sabor a frutos rojos.

Estaba buenísima. Entre conversaciones y risas íbamos bebiendo una tras otra, yo las quería probar todas. Cada cerveza nueva que pedía, me desinhibía un poco más y conseguía que me fuera olvidando de lo ocurrido en la tarde anterior.

Pedí una sidra de fresas,la servían muy fría con bastante hielo, como a mi me gustaba, y entraba tan fácil que me pedí otra casi inmediatamente.

Julia me miró. Eran las 21.20, ya teníamos que regresar a la academia, y apenas me tenía en pie.

- Alba, me prometiste que no ibas a volver a hacer esto.No entiendo porqué te maltratas así. Deja la segunda sidra. Ya vas bastante mal...

- Ay Julitaaa, no seas aguafiestas!!! Pruébala que está mu buena!! Casi tanto como tú, le dije agarrándola por el cuello casi en su boca.

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