30.- Karma

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Habían pasado casi dos semanas desde que todo ocurrió.

Natalia y yo, no hablábamos, aunque al menos ahora nos podíamos ver en el salón sin que ella saliera corriendo.

Yo le dejaba siempre la comida y la cena hechas, con un post it en la nevera. Era la única forma de comunicarnos. Si había que comprar comida o algo para la casa, post it, si había que hacer algo para el curro, post it.

En los míos intentaba que las letras sonaran cariñosas al ser leídas. Los suyos eran secos y concisos. Siempre ponía su nombre al final, y no podía evitar acariciar su letra.

Ni hablar, ni whatsapp ni música, y por supuesto, nada de mirarnos directamente.

Estaba siendo durísimo para mi, pero me había propuesto dejarle espacio, y se lo iba a dar.

Los días que coincidíamos en casa, ella se iba, supongo que a hacer deporte, por sus atuendos y yo me iba a la playa.

Cuando coincidíamos un rato en el salón a última hora de la noche, yo me sentaba en un sillón y ella en el sofá sin mirarme.

Yo la miraba de reojo, y la veía escribiendo en el teléfono y sonriendo, e imaginé que hablaba con Julia.

Estaba deseando hablar con ella para saber como fue la conversación con la que dejó a Mikel, y si había tenido muchas charlas de casa. Hasta eso se lo había tenido que comer ella sola.

Entraba a trabajar de tarde, y ella había estado de mañana. Por supuesto, no me la encontré en el vestuario, al igual que en los anteriores 14 días. Cuando salí, estaba en el patio apoyada en su coche patrulla con los brazos cruzados y el pie sobre la rueda delantera. Esa pose que me encantaba...
Hablaba muy amigablemente con una compañera que no conocía. La miré detenidamente, y me quedé impactada. Realmente era una auténtica belleza, casi igual de alta que Natalia, con una coleta castaña de un largo pelo rizado, los ojos de un azul intenso, labios carnosos y una sonrisa preciosa. Me recordaba mucho a Milla Jovovich. El uniforme parecía hecho a medida, marcando sus curvas a la perfección.

Llegué sin dejar de mirarla hasta donde me esperaba Carlos, apoyado en nuestro patrulla.

- Alba, tía no seas tan descarada, que se va a dar cuenta. Rió en mi cara.

- ¿Quien es esa? No la había visto nunca en el cuartel.

- Es Lidia, lleva 15 años en la Guardia Civil, ha estado prestando apoyo dos meses al Puesto de Chiclana y regresó hace una semana.

-¿ No te lo ha dicho Natalia? Desde que llegó es su nueva tutora. Es una máquina, va a aprender muchísimo de ella.

- No... no me lo ha comentado... ¿ Y que pasa con Damion?

Las dos chicas se echaron a reír a carcajadas y volví a mirarlas por incercia. Lidia, acariciaba el brazo de Natalia, mientras ella se secaba una lágrima de la risa.

- No sé que tendrá tanta gracia,- le comenté a Carlos molesta.

- Pues es que Lidia es una tía super divertida, así que cualquier cosa que le haya soltado a Natalia.

- ¿ Tu que eres ,el presidente de su club de fans o que? Le respondí molesta.

- ¡¡Tranquila leona!!¿ Que te pasa hoy?- Respondió riéndose y levantando las manos en señal de inocencia.

- Nada, vámonos ya anda.

- ¿ No quieres que te la presente? Te va a caer genial...

- No, ya otro día si eso, vamos a currar que es tarde.

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