Entramos en la última semana del curso, el viernes culminaba con el desfile final y la entrega de despachos con nuestras familias. Después del desfile y de reunirnos con ellos, nos iríamos de allí para siempre. Y ya nada sería igual jamás.
Notaba un gusanillo en el estómago, que era una mezcla de nervios por el acto, la presencia de nuestras familias, y la inevitable despedida de mis amigas, mis hermanas verdes, y de Natalia...
Decirle adiós a ella iba a ser taaan duro... Ni siquiera era capaz de imaginarme como iba a ser nuestra despedida.
Todas habíamos hablado de hacer un viaje juntas en cuanto juntásemos unos días de vacaciones, pero tampoco sabíamos muy bien cuando iba a ser, así que la separación, era inevitable.
Caminaba por el pasillo distraída, cuando sentí un fuerte tirón del brazo que me desplazó al interior de una habitación que no era la mía y estaba vacía.
Me gire sobresaltada, con el corazón en un puño.
Natalia, me llevó entre la pared y una taquilla y me empotró contra ella, sujetándome ambas manos contra la pared.
-¿Estás loca? ¿ Que coño haces Natalia? Le dije gritando en susurro.
-Cállate, haces tú más ruido que yo. Tranquila, las dueñas de ha habitación están en deporte y tardarán en volver, respondió calmada, mirándome a los labios.
- Esto no es lo que acordamos.
- Lo sé, pero no puedo ni quiero resistirme, -soltó con una sonrisa pícara.
- Si nos pillan se nos cae el pelo, tía , por no hablar de que seríamos la comidilla de la unidad, y a falta que 5 días, no me apetece, sinceramente. ¡Sueltame!, Le dije intentando zafarme de su agarre.
Sonrió con prepotencia y negando con la cabeza, pidió:
-Dame un besito si quieres que te suelte.
- Que te he dicho que no. Ya lo hablamos, es lo mejor para las dos.
- ¿ Seguro que no quieres? Me dijo sensualmente, mientras se acercaba despacio a mi cara, quedándose a un centímetro de mi boca.
Cuando la miré a los ojos, tenía de nuevo su expresión salvaje, a la que era incapaz de resistirme. Sentí caerse todas mis barreras y cerré los ojos esperando su beso.
- Tienes razón, Alba, es mejor no hacerlo, - me soltó en un susurro mientras sentía su aliento en mi boca, dándome un beso en la frente y marchándose de la habitación.
- ¡¡Eres una cabrona, Nat!! Le respondí con la respiración acelerada y muy enfadada.
Que zorra, le encantaba jugar conmigo y esta vez había ganado ella.
Cuando llegué a mi cuarto y la vi la miré cual asesina mira a su presa, y ella sonrió divertida.
- ZORRA , le dije vocalizando, sin emitir ningún sonido.
Se echó a reír y las chicas la miraron, aunque ya no prestaban atención. Imagino que supusieron que sería alguna tontería de las nuestras.
Los días iban pasando, intentando luchar contra el deseo de besarla a todas horas.
Se estaba convirtiendo en una tortura, no solo por el hecho de compartir el mismo espacio, es que la cabrona no lo ponía fácil.
Me miraba con lascivia en la ducha, se rozaba conmigo en cualquier situación, en las formaciones se acercaba a mi y me decía al oído: " Te voy a comer la boca en cuanto te despistes".
La miraba enfadada siempre, pero es que conseguía excitarme y que quisiera perderme en ella en cualquier lugar y en cualquier momento.

ESTÁS LEYENDO
Guns&Secrets
RomansaAlba inicia su nueva vida tras aprobar una dura oposición, dejando atrás su familia, amigos y todo lo que conocía hasta ahora. Jamás se imaginó que ese paso al frente le supondría una vida de tensiones,descubrimientos, secretos y... amor. Natalia es...