32.- ¡Fiesta!

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Llegué a casa y sin hacer nada, me senté en el sofá con las luces del salón apagadas. Me dediqué a darle vueltas a todo lo ocurrido durante la noche. Hubo momentos en los que creí que había habido un acercamiento entre nosotras, pero debió ser solo un espejismo, porque al final no pasó de ahí.

La conexión que había visto entre Natalia y Lidia , no me gustaba nada, los apodos que se habían puesto menos, y esa confianza que Natalia parecía tener en Lidia, y que había perdido en mi, me dolía muchísimo.

Cuando ocurrió lo del tequila y vi que Natalia me miraba directamente, me enfadé muchísimo. Estoy segura de que lo había hecho aposta. Que zorra, yo también podría haber jugado a ser cabrona, pero no lo hice porque no quería dar un paso atrás ahora que parecía que habíamos avanzado.

Y para colmo, se va de la mano con ella a la orillita del mar... Me subía la mala leche por momentos, notaba que me hervía la sangre, estaba muy enfadada...

Escuché la cerradura de la puerta de la calle y supuse que sería Julia, que volvía ya. Me mantuve sentada en el sillón con las piernas cruzadas e inclinada hacia un lado con el codo apoyado en el reposabrazos.

Entró a oscuras sin encender la luz, pero el leve resplandor de la luna que entraba por la ventana, me permitió reconocer a Natalia.

Se quedó parada en medio del salón, con la mano en el pecho, se había asustado, pero no dijo nada.

Yo la miraba fíjamente sin cambiar la postura, mordiéndome el dedo índice y sin decirle nada.

Reaccionó y fue a atravesar el salón pasando por delante de mi ignorándome.

- Hola Natinat. ¿Lo has pasado bien con tu amiguita? Le dije sonando brusca.

Se paró en seco dándome la espalda.

- Pues sí que lo he pasado bien, GENIAL, respondió enfatizando en la última palabra.

No se movía de donde estaba y le volví a preguntar desde el sofá:

-¿ Has disfrutado torturándome todo el día de hoy?

- ¡¿ Que?! ¿ Quien te ha torturado? Mira, me voy a mi cuarto, no tengo porqué aguantar más tonterías, soltó enfada comenzando a caminar hacia su habitación.

Me levanté rápidamente del sofá y en pocos pasos estaba ya a su altura.

- ¡Tú no me vas a dar más la espalda ni me vas a dejar con la palabra en la boca, niñata! -Le grité exasperada cogiéndola del brazo y girándola para ponerla frente a mi.

Tenía esa mirada salvaje y sus ojos directamente puestos en los míos. Su aroma empezaba a nublarme el juicio, pero estaba furiosa y seguí:

- ¡Estoy harta de tu actitud de mierda!De que me ignores, de que me hables mal y de que m...

No me dejó decir nada más. Se lanzó a mis labios con fiereza. Del impulso me estampó contra la puerta del baño. Yo le seguía el beso como podía, estaba descontrolada, mordió mi labio con fuerza y grité del dolor, pero ella no se detuvo. Empezó a besar y morder mi cuello, momento en que aproveché para tocarme la zona donde me había mordido y comprobar que tenía un poco de sangre.
No me dio tiempo a más, porque volvió a besarme, lamiendo la zona herida succionando mis labios y sujetando mis manos a ambos lados de mi cabeza contra la puerta.

Estaba desatada y yo excitadísima,nunca la había visto así, tan agresiva y tan desbocada.

Introdujo su lengua en mi boca y empezó a recorrerla con deseo, yo intenté seguirle el ritmo, pero estaba claro que el control lo llevaba ella.

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