37.- Familia

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ALBA

- ¿Natalia, hija, como estás?, se dirigió apresurada su madre a la morena, pasando por delante de mi sin mirarme.

- Bien, mamá, acabo de despertarme y me duele un poco la cabeza.

Se acercó a ella y la besó en la mejilla acariciando su pelo y mirándole la enorme herida grapada de su cabeza.

Yo no sabía como actuar, miré de reojo a Elena que tenía una sonrisa pícara en el rostro, mientras que Santi y su padre Mikel, mantenían una expresión seria y preocupada.

Yo por la inercia me había apartado a una esquina y les observaba callada, esperando que sus padres, no me hubieran visto besar a Natalia.

- Hola, tu debes ser Alba, soy Mikel, el padre de Natalia, ella es mi mujer, María, y por lo que se, ya conoces a Santi y a Elena.

-Si, -me acerqué tímida a ellos, dándoles dos besos a cada uno, salvo a la madre que no se apartaba de su hija,- encantada de conocerles al fin, no tuve ocasión de hacerlo cuando estábamos en la academia.

- Cierto. Oye, ¿ Que tal está, han informado lo médicos?

- Sí, esta mañana seguía inconsciente, pero como había mejorado un poco , le quitaron la respiración asistida y la llevaron a la habitación. Ha estado así hasta hace como 10 minutos que se ha despertado. De hecho, el doctor se acaba de ir, y ha dicho que no parece tener lesiones cerebrales, que todo va muy bien y que si sigue así, en una semana estará en casa.

- ¡¡Eso es genial Natalia!!- Intervino la madre- En una semana estarás en Pamplona recuperándote.

Miré a Natalia, petrificada y ésta, debió percibir mi expresión de pánico al mirarme porque respondió a su madre con voz suave y tranquila.

-A ver, mamá, ya veremos, me acabo de despertar, me quedan tres semanas aún aquí, y si estoy bien no me quiero ir hasta acabar las prácticas.

- ¿Pero que dices hija? Lo que ha pasado no es ninguna broma, y te vas a venir a Pamplona para que te cuidemos allí y te recuperes.

Natalia me volvió a mirar y yo tragué saliva sin poder ni siquiera moverme. Acababa de recuperarla y la sola idea de que nos arrebatasen las 3 semanas que nos quedaban juntas, me cortaba la respiración.

La Madre de Alba se giró y se dirigió a mi.

- Alba, perdona por no saludarte antes, hemos estado muy asustados y tenía que ver a mi niña.

Sonrió con ternura y me abrazó.

-Natalia ha hablado mucho de tí y se que eres una buena amiga.Ya te puedes ir a descansar a tu casa, me voy a quedar aquí con Natalia hasta que le den el alta.

- Gracias, pero ...había pensado quedarme, he pedido mis días para estar con ella...

- Nada, tranquila, tu vete a descansar que ya está aquí su familia.

Se que lo dijo con buena intención, pero la hubiera fulmidado allí mismo...

Volví a mirar a Natalia que agachó la mirada con tristeza, y antes de que se notase que iba a empezar a llorar, me disculpé con la familia.

- Voy ... a salir a hacer una llamada... Disculpen...

Salí fuera intentando recuperar el aire que había perdido en esa habitación. Me senté en una las sillas que había junto a la entrada y recosté mi cabeza contra la pared.

Justo en ese momento, salió Elena y se sentó a mi lado sonriendo.

- Sabía que había algo entre vosotras. Lo supe desde que Nat empezó a hablar de ti en casa, jamás había hablado con esa admiración de nadie.

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