64.- Winter is coming

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ALBA

Después de la despedida mañanera de Natalia, que había supuesto nuestra reconciliación, me volví a dormir. Lo cierto era que hasta que ella entró en la habitación no había dormido nada, me daba rabia no ser capaz de controlar mi carácter y pagar con ella siempre mis ataques de nervios. Por alguna extraña razón, que aún no era capaz de entender, la diosa de la academia me quería y seguía aguantando día a día mis cambios de humor, y yo, cada vez que era consciente de lo que estaba haciendo con ella, temía que llegase el día en que de tanto tensar la cuerda, se acabase rompiendo.

La quería con toda mi alma, pero no sabía tratarla como de verdad merecía, lo conseguía de vez en cuando, pero de golpe, alguno de mis cambios de humor, lo fastidiaba todo.

Me levanté y vi su nota en la mesita.

" Buenos días, por si no hablamos, solo quiero decirte que te quiero, no podemos empezar nuestra convivencia así. Si queremos que esto vaya bien, nos tenemos que prometer no irnos nunca a dormir enfadadas. Lo hablamos y lo arreglamos. ¿Vale?. Te quiero, no lo olvides nunca."

Me decía lo mismo que me había dicho en persona, pero como siempre con cada una de sus notas , había conseguido derretirme por completo.

Recogí la casa, comí, me duché y me preparé para entrar a trabajar en turno de tarde, no sin antes, dejar un post it rosa en la entrada de la casa, para que Natalia lo viera al entrar.

Llegué al cuartel donde me encontré con Ana que me esperaba ya en el coche.

- Vamos Reche, que tenemos un aviso.

- Si no me he retrasado ni un minuto, de hecho son las 13.55.

- Ya, pero acaba de entrar un aviso y tenemos que ir ya que estamos las dos y hemos llegado antes de que empiece el servicio.

- Venga dale.

Acudimos al aviso que resolvimos con facilidad, y luego , mientras recorríamos la demarcación , Ana me preguntó por el fin de semana en Barbate, y le estuve contando todo lo que hicimos.

- ¿Y qué tal la parejita feliz?

- Ana...

- Si te pregunto de buen rollo, sinceramente esas dos chicas me encantan.

- Demasiado te encantan, me parece a mí.

- No es ningún secreto que no rechazaría una guerra en el barro con ellas...

- ¡¡Ana!!

Nos reímos a carcajadas, ante sus ocurrencias.

- ¿Y qué tal con pivón?

- Pues llevábamos 6 meses muy bien, pero anoche volvimos a discutir, como siempre, por mi culpa.

-¿Qué pasó?

- Pues estuvimos con Marina en el hospital, le dio un dolor fuerte en el estómago y por una par de comentarios que hizo sin maldad, me cabreé con ella y dormí en otro cuarto.

-Dos cosas. ¿Cómo está Marina? Y la segunda ¿Como te las apañas para discutir con esa chica, que es una auténtica santa?

-Marina bien, la llamé esta mañana y se encontraba mejor, y la segunda pregunta, pues yo se ni que responderte, me pongo nerviosa y lo pago con ella. Vino esta mañana a arreglar las cosas, como siempre, no sabes la suerte que tengo de tenerla en mi vida.
Lo peor de todo es que ella no se acuerda, pero hoy es una especie de aniversario. Hoy es 10 de junio y es el aniversario de nuestro primer beso. No es que lo celebremos ni nada por el estilo, pero nunca lo voy a olvidar.

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